Aquí en confianza

Boicot a la Cumbre; el guiño a las dictaduras

Tras la pasada jornada electoral, misma que dejó a las y los mexicanos importantes lecciones, es recomendable retomar el análisis de los diferentes aspectos que impactan de lleno en la agenda pública nacional. Ciertamente, las resultas del anterior domingo trajeron consigo cualquier cantidad de hipótesis cuya comprobación se encuentra reservada para los próximos comicios a verificarse en Coahuila y en el Estado de México. Por su puesto, los procesos ocurridos y por ocurrir en las entidades federativas constituyen un gran laboratorio y sus conclusiones serán llevadas a la práctica en la madre de todas las batallas: la elección presidencial de 2024; pero, como diría sollozando la todavía célebre Nana Goya, “esa es otra historia” y ya habrá ocasión de comentarla.

Además de los antes referidos resultados electorales que cambiaron drásticamente el mapa geopolítico mexicano, este lunes los medios tradicionales dieron cuenta del inicio de la novena edición de la Cumbre de las Américas, cuya anfitrionía en esta ocasión corrió a cargo del vecino güero de la casa elegante, Joe Biden. 

El mentado encuentro tiene como propósito que los líderes políticos del continente discutan y definan acciones efectivas frente a los problemas y desafíos compartidos por los países de América y El Caribe, privilegiando con ello la integración.  “…. La Cumbre promueve la cooperación hacia un crecimiento económico y una prosperidad inclusivos en toda la región…”, puede leerse en la exposición de motivos publicada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. 

Hasta aquí podría pensarse que la presencia de México en la mencionada reunión de naciones es relevante no solo por la vecindad que nos une con el país organizador sino por que este es nuestro principal socio comercial, además de que nos hermana la intención (al menos) de buscar solución a añejas problemáticas que se hacen presentes en ambos lados de la frontera. Sin embargo, el principal inquilino de Palacio Nacional, fiel a su costumbre, tiene otros datos. Así, desoyendo las recomendaciones de analistas y asesores, el Presidente López anunció que no iría a la Cumbre si no eran incluidos todos los países del continente; esto, ante la negativa manifestada por las autoridades norteamericanas de extender invitación a los territorios cuyos gobiernos son considerados dictatoriales o que cuentan con un historial negativo en materia de respeto a los Derechos Humanos; básicamente fueron excluidos de la reunión de marras Cuba, Nicaragua y Venezuela. 

Antes de que las huestes del Tío Sam hicieran pública la lista definitiva de los invitados a la Cumbre, el mandatario mexicano externó su descontento y del mismo contagió a los gobernantes de Bolivia, Honduras y Guatemala. En total fueron ocho los países cuyos líderes no se apersonaron en el encuentro: tres que no fueron requeridos; cuatro – encabezados por el Presidente mexicano – que hicieron patente su ofensa ante la convocatoria que tildaron de excluyente y uno más que no pudo asistir al resultar positivo a COVID – 19. 

Al respecto, ha circulado la especie de que el experimentado político tabasqueño esperaba una reacción por parte del actual ocupante de la Casa Blanca; sin embargo, la llamada nunca llegó. Visiblemente molesto, el señor López arremetió contra quien representa al país de las barras y las estrellas: “Por eso no fui a la Cumbre, por que siguen también con lo mismo… en el caso de Estados Unidos, con todo respeto, pues es la política de hace dos siglos; en el caso de América no se invita a todos a la Cumbre porque se les considera dictaduras o porque no son buenas las relaciones que tienen con esos países. Entonces, ¿quién autoriza a una nación a excluir a otra? ¿hay gobierno mundial?”. Como si lo antedicho fuera poca cosa y ante el estupor de los presentes, el gobernante mexicano continuó usando el estrado mañanero y lanzó ácidos calificativos en contra del gobierno de Biden: “es lo mismo, el intervencionismo; la falta de respeto a las independencias de los países; la falta de respeto a la soberanía …”, sentenció enfático. 

Aquí en confianza, las reacciones ante los dichos del presidente López Obrador aun no se han hecho sentir; sin embargo, la suerte esta echada. Más temprano que tarde habremos de experimentar las consecuencias de la postura asumida por el mandatario mexicano, quien – a decir de los vecinos del norte – no solo se conformó con inasistir a la Cumbre de las Américas; además, encabezó el boicot al que se sumaron otras naciones; tildó de intervencionista e irrespetuoso al presidente de los Estados Unidos y, con ello, lanzó un guiño a los dictadores del continente en señal de simpatía. ¿Será este el comienzo de un nuevo conflicto diplomático? Al tiempo.