Aquí en confianza

El puerto de papel

Cuando el nacido en Pamplona, Álex Pina, jugaba con la idea de llevar a la pantalla una serie de acción, intriga y algo de romance que sirviera  para narrar el ficticio atraco más grande en la historia de España, seguramente no imaginó el avasallador éxito que esta tendría a lo largo y ancho del globo. En sus inicios la producción corrió a cargo de Atresmedia y las primeras dos partes fueron distribuidas en televisión abierta a través de la cadena Antena Tres, misma que estuvo a punto de cancelar la transmisión por falta de audiencia; sin embargo, a finales del 2017 Netflix adquirió los derechos y fue entonces que la serie se convirtió en un fenómeno mundial. La Casa de Papel es considerada una de las producciones televisivas más vistas de todos los tiempos. 41 episodios fueron suficientes para atrapar al público que seguía cada escena en espera de que los atracadores liderados por “El Profesor”,  lograran hacerse con un jugoso botín; primero, en la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre y luego, en el mismísimo Banco de España. Por supuesto, las emociones no faltaron y al final, los que lograron sobrevivir, consiguieron irse a casa con la friolera de 240 millones de euros, producto del primero de los hurtos y 90 toneladas de oro, en el segundo de ellos. Extrañamente, la conclusión dejó un buen sabor de boca entre la audiencia; en el relato de marras ganaron los buenos, aunque en esta ocasión – paradójicamente – los buenos eran los delincuentes. 

La felicidad manifestada por los espectadores ante las resultas de un robo de ficción escrupulosamente ejecutado, no es el mismo sentimiento que experimentaron en días pasados los habitantes del puerto de Colima. Al más puro estilo de la banda de los monos rojos y las máscaras de Dalí, en aquellos lares fueron sustraídos al menos veinte contenedores que resguardaban minerales a granel, así como aparatos electrodomésticos de alto valor. El patio de operaciones de la empresa Maniobras Alonso Mireles fue el escenario en el que se perpetró el ilícito. Hasta ese lugar arribó un grupo de civiles armados  a bordo de camionetas, quienes en principio amagaron al guardia de seguridad para luego someter al resto de los trabajadores, mismos que fueron incomunicados para evitar que dieran aviso a cualquier persona que se encontrara en el exterior. Más tarde, apoyados con equipo especializado, los sujetos cortaron los candados e inhibieron los dispositivos de seguridad de los pesados contendores; tranquilamente se dieron a la tarea de localizar aquellos en cuyo interior se encontraban los materiales que eran de su interés para después movilizarlos con pesadas grúas hasta los tracto camiones que habrían de transportarlos. Según los enterados, la operación duró aproximadamente 10 horas y durante ese tiempo no se reportó un solo disparo; sí, amable y única lectora, ¡el robo duró 10 horas!

Respecto a los sucesos antes reseñados, dos aspectos llaman poderosamente la atención. Por un lado, a más de una semana de ocurrido el incidente, las autoridades federales y estatales han preferido guardar silencio. La información sobre el referido hecho delictivo se ha manejado con total hermetismo. Nada se ha dicho para aclarar que el robo de contenedores es una práctica que ha ido en aumento en los últimos tres años y que tal actividad se ha vinculado con la presencia de grupos de la delincuencia organizada que actualmente se disputan el territorio colimense. Pero no solo el ocultamiento de la información es motivo de alarma; al conmemorar el Día de la Marina, el Presidente López Obrador entregó el control de los puertos y aduanas a los elementos de la Secretaría de Marina al tiempo que anunció la unificación de la Marina Mercante y la Marina Armada de México con la finalidad de asegurar, según dijo, que puedan enfrentarse de manera efectiva las amenazas que representan el contrabando y la introducción de droga a través de los puertos del Golfo y del Pacífico. 

Aquí en confianza, merece la pena destacar algunas de las menciones del mandatario nacional en el acto llevado a cabo en Veracruz el día primero del presente mes: “Ahora los marinos son los encargados, responsables y custodios de los puertos de México. Esta unión va a significar garantizar, hacer valer nuestra soberanía y seguir combatiendo a la delincuencia organizada …”; tres días después, con paciencia de santo, milimétrica planeación e impoluta realización, un pequeño grupo de delincuentes tuvo el tiempo suficiente para sustraer importantes cantidades de oro, plata y zinc en uno de los puertos mexicanos a los cuales hizo referencia el gobernante. Solo queda preguntarnos, en las palabras del michoacano Marco Antonio Solís: “¿a dónde vamos a parar?”.