Siempre hay un tweet
“Cuidamos a los elementos de las fuerzas armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional, pero también cuidamos a lo integrantes de las bandas, son seres humanos”; con estas palabras, el Presidente de las y los mexicanos se refirió al penoso episodio en el que varias decenas de efectivos militares fueron perseguidos por presuntos miembros del crimen organizado y echados de la población Nueva Italia, ubicada en el Estado de Michoacán. Así, el mandatario reiteró la estrategia de seguridad nacional a la que se ha denominado “abrazos no balazos”, al tiempo que defendió su postura y criticó nuevamente a los titulares de las administraciones anteriores, principalmente a quien – en el discurso obradorista – aparece con frecuencia como el origen de todos los males: Felipe Calderón Hinojosa. Cuando un columnista quiso justificar el dicho del señor López sosteniendo que seguramente se había tratado de un yerro, pues no era posible que el Jefe del Estado Mexicano haya afirmado que los delincuentes merecían respeto y protección de las fuerzas del orden, el propio gobernante aclaró que no se había equivocado: “no fue un desliz; así pienso”, sentenció sin tapujos el tabasqueño.
Como se había anticipado, tras el mencionado incidente, la “estrategia” (así entre comillas) ha continuado sin alteración alguna mientras que el registro de todo tipo de ilícitos aumenta sin freno, alimentando con ello la aterradora estadística. No transcurrió tanto tiempo para que los focos rojos se encendieran nuevamente. El terrible asesinato de dos sacerdotes jesuitas en el interior de una iglesia en la comunidad de Cerocahui, en la Sierra Tarahumara, produjo consternación, indignación y, por supuesto, preocupación entre el respetable. Javier Campos y Joaquín Mora fueron ultimados cuando pretendieron dar refugio dentro del templo a un guía turístico que era perseguido por quien – se dice – lidera las actividades delictivas en la zona. Sus cuerpos fueron sustraídos por los homicidas y localizados con posterioridad. La comunidad aun llora la pérdida de los religiosos y a gritos exige justicia.
El controversial hecho de sangre pone en evidencia la realidad sobre la crisis de inseguridad por la que atraviesa nuestro país. De acuerdo a datos oficiales de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, en lo que va de la actual administración federal (del 1 de diciembre de 2018 al 27 de junio de 2022) se han registrado 124 mil 655 homicidios dolosos en México. Ante tal escenario, el presente sexenio se perfila para ser el más violento en la historia, pues si comparamos las cifras del referido delito respecto a los gobiernos a anteriores, el actual régimen los supera por mucho. Durante la gestión de Enrique Peña Nieto, en el mismo periodo, se computaron 74 mil 737 homicidios, mientras que con Felipe Calderón la cantidad de muertes ascendió a 53 mil 319; dicho de otra forma, en el cálculo mas conservador, los homicidios dolosos han aumentado casi 60 por ciento respecto al sexenio anterior. De hecho, los decesos por este delito – contabilizados hasta el pasado lunes – ya superan los ocurridas durante todo el periodo del ex presidente Felipe Calderón y faltan por computar los que se registren durante los próximos veintiocho meses.
Como si lo anterior no fuera suficiente para encomendarnos a toda clase de deidades, algunos de los principales delitos como el robo, extorsión, violación y lesiones, también se encuentran en franco incremento. Solo por aludir dos ejemplos; tratándose de las extorsiones, estas han aumentado 33. 2 por ciento y 68.4 por ciento en comparación con los gobiernos pasado y antepasado, respectivamente. Por otro lado, las carpetas de investigación por hechos relacionados con el delito de violación también han mostrado un significativo crecimiento; 47 por ciento más que en el sexenio de Peña Nieto y 31 por ciento más que en el de Calderón. Y antes de que alguien quiera pronunciar la ya clásica frase, podemos mencionar que probablemente en este aspecto si haya otros datos , pues recordemos que una buena parte de los delitos cometidos en este país no son denunciados, por lo que la realidad podría ser aun más alarmante que la estadística.
Aquí en confianza, Napoleón decía: “Sí el crimen y los delitos crecen es evidencia que la miseria va en aumento y que la sociedad está mal gobernada”. Aplica.
No, amable y única lectora, la frase que acaba usted de leer no salió de mi cabeza; fue escrita nada más y nada menos que por el mismísimo Andrés Manuel López Obrador en su cuenta de Twitter apenas el pasado 13 de mayo de 2017, cuando aspiraba por tercera ocasión a ocupar la silla presidencial, y sí – como el mismo lo refirió – en el contexto actual, la cita atribuida al estadista francés, aplica.
Está más que demostrado; siempre hay un twitt. Ahí se los dejo para la reflexión.