Aquí en confianza

La Marcha de Zacatecas

“El ser humano no piensa exclusivamente en términos racionales; la política es totalmente emocional”, se escucha decir al conductor Eduardo Videgaray mientras sostiene un acalorado debate con su compañero José Ramón San Cristóbal, apodado “La Estaca” y el reconocido publicista Carlos Alazraki; “la gente por primera vez en muchísimos años se siente reivindicada; no hay argumento racional que puedas darles para quitarles esa emoción”, continúa diciendo el también locutor mexicano. Coincido plenamente con lo afirmado; en la interminable discusión entre tirios y troyanos; conservadores y liberales; chairos y fifís, la razón siempre cede ante las pasiones. Sin embargo, existe un tema que al igual que la decepción por la actuación del seleccionado nacional, nos une a todos: me refiero a la preocupación por la desbordada inseguridad que se vive en el país. Más allá de los colores partidistas, de la demagogia política o las filias y fobias que despierta el actual régimen, la tranquilidad es por principio de cuentas, una legítima aspiración compartida.

La tierra que en otro tiempo significó una de las principales fuentes de ingresos de la Corona Española gracias a su enorme riqueza mineral y mereció por ello el emblemático título de Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas, hoy se encuentra azotada por el terrible flagelo de la violencia. El territorio en el que no se produce droga, pero que es paso estratégico para conectar al norte y centro del país con el pacífico, es disputado por dos poderosos grupos de la delincuencia organizada. La situación allá (como en muchos otros lares) se antoja insostenible. El pasado fin de semana, el vecino estado vivió una verdadera jornada de terror. Durante el sábado ocurrieron un sinnúmero de balaceras e incidentes; en uno de ellos perdió la vida el Juez Roberto Elías Martínez, quien fue atacado por hombres armados al salir de su domicilio. Por la tarde, ese mismo día, se registró un motín e intento de fuga en penal de Cieneguillas; este hecho fue acompañado por una serie de bloqueos carreteros en los que se incendiaron decenas de vehículos. La intención, dicen los que saben, era generar un distractor para concretar la evasión de los reos. Previamente – cual se si tratara de una super producción de Hollywood – una pesada unidad de transporte se impactó contra uno de los muros de la prisión para abrir una puerta de escape. Luego vinieron las detonaciones de armas de fuego en diferentes puntos y ataques a las vías de comunicación, mismos que se prolongaron hasta entrado el domingo. Lamentablemente, lo relatado no es un incidente aislado; apenas hace algunos días fue asesinado el General José Silvestre Urzúa, quien se desempeñaba como Coordinador de la Guardia Nacional en aquella entidad. No solo eso, la ejecución del referido mando se perpetró justamente el día en que se celebraba el primer aniversario del plan de apoyo denominado Zacatecas II, el cual fue anunciado con bombo y platillo en la conferencia de prensa mañanera del presidente mexicano, llevada a cabo el 24 de noviembre de año anterior, precisamente desde tierras zacatecanas.   

El otrora pacífico estado se encuentra convertido en un verdadero polvorín. Las constantes amenazas a la seguridad mantienen en vilo a su población. Ya en 2021, Zacatecas ocupó el nada honroso primer lugar nacional en tasa de homicidios, con una cifra tres veces mayor a la media nacional; el 2022 pinta más o menos igual para nuestros hermanos zacatecanos. 

Aquí en confianza, ahora mismo en la entidad minera no parece escucharse otra cosa que el espeluznante estruendo de las detonaciones de arma de fuego; las ensordecedoras ráfagas que lastimosamente encuentran destino. La acción de la autoridad debe ser inmediata y contundente. Las disputas políticas deben dejarse para después, cuando de recuperar la paz de los ciudadanos se trata. Por el bien de los mexicanos todos, ojalá pronto el sonido de las balas sea sustituido por los acordes del llamado segundo himno nacional mexicano compuesto en 1892 por Genaro Codina y esa letra para muchos desconocida (por que sí, la Marcha de Zacatecas tiene letra), cuyo verso principal reza: “prestos estad a combatir oíd llamar suena el clarín, las armas pronto preparad y la victoria disputad”. Ahí se los dejo para la reflexión.