Aquí en confianza

Vivir en paz; clave para el bienestar

Es innegable, en México la violencia no da tregua. El pasado fin de semana y el inicio de la presente quedaron marcados por hechos de sangre que han venido a engrosar la dolorosa estadística nacional. Ejemplos los hay y muchos; seguramente, mientras esto escribo, otros seguirán acumulándose. 

En Acapulco, once personas fueron ejecutadas, entre ellas, el ex delegado del transporte de esa ciudad y un trabajador de Protección Civil, cuya desaparición había sido reportada por sus familiares desde el pasado 14 de mayo. 

En un nuevo ataque armado ocurrido en la carretera que conecta al Puerto de Veracruz con Xalapa, seis personas perdieron la vida, entre las cuales figuran dos niños que viajaban a bordo de una camioneta; el resto de los ocupantes también murieron. 

En la madrugada del lunes, un comando irrumpió en una fiesta de cumpleaños que se celebraba en Chimalhuacán, en el Estado de México. Tras un breve intercambio de palabras vinieron los disparos; seis personas perdieron la vida, dos de ellas en el lugar y las cuatro restantes fallecieron momentos más tarde en un hospital. 

En Calera, Zacatecas, fueron asesinadas dos personas y cuatro más resultaron heridas de gravedad, tras ser atacadas por sujetos armados. Los hechos sucedieron en una boda que se efectuaba en el Auditorio Municipal de aquel lugar.

Integrantes de la Policía Municipal de Chilchota, Michoacán, fueron emboscados por un grupo criminal mientras realizaban un recorrido de rutina en la localidad de Huecato; el saldo: tres oficiales ultimados en el cumplimiento de su deber. 

Podría continuar, pero el espacio es breve y los hechos que enlutan a cientos de familias mexicanas, son muchos. La ola de criminalidad parece no tener freno ni encontrar obstáculo alguno, de ahí que el año que recién terminó haya sido catalogado como el más violento en la historia, desde que se cuenta con registro; mientras que el incipiente 2023, ya pinta para superarlo. 

Pese a que nuestro territorio es considerado como uno de los destinos más peligrosos del planeta y las notas periodísticas que describen la brutalidad de los homicidios dolosos dan la vuelta al mundo, en México, no todo está perdido. Al respecto, la tierra que vio nacer a Ramos Arizpe, Madero y Carranza, levanta la mano y se coloca a la vanguardia en acciones eficaces para contrarrestar el flagelo de la delincuencia. El llamado Modelo Coahuila de Seguridad ha ofrecido relevantes resultados. No es casualidad que acá se viva mejor. El desarrollo económico y social transitan únicamente por el camino de la tranquilidad ciudadana. Sin paz en las calles, hogares y espacios públicos, difícilmente se puede aspirar al bienestar; ese concepto tan sobado en la narrativa oficial, pero que pocas veces se busca de manera efectiva. 

Ayer se difundió una sencilla nota que bien pudo pasar desapercibida frente a la vorágine que representa el incipiente proceso electoral estatal. Por su trascendencia, me permito reproducir un extracto: “Por primera vez en todos los contextos globales a nivel nacional, Coahuila figura como una de las dos únicas entidades federativas que se encuentran por debajo de la media nacional en homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes; la otra entidad es Yucatán …”. Lo anterior no es cosa menor. Un estado que mide 152 mil kilómetros cuadrados y alberga apenas al tres por ciento de la población total del país, se encuentra convertido en una verdadera ínsula de tranquilidad. El tema adquiere mayor relevancia ante el inminente relevo en la principal oficina del Palacio Rosa; quien aspire a ocuparla, deberá comprometer sus esfuerzos en mantener los niveles de seguridad de los que ahora gozamos. Un paso atrás es impermisible.  

Considerado uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, el político, científico y destacado inventor, Benjamín Franklin, afirmó: “o caminamos todos juntos hacia la paz o nunca la encontraremos”. Ahí se los dejo para la reflexión.

Nota. Lo antes expuesto representa la opinión personal del autor.