Aquí en confianza

Crisis en PEMEX; a pagar por el huachicoleo

Llegamos a las trescientas colaboraciones editoriales y, para celebrar tal hecho, me hubiera gustado ofrecer mejores noticias a mi amable y única lectora, pero en esta ocasión no me es posible. 

Dijera el tristemente célebre “Carnicero de Milwaukee”, vámonos por partes. ¿Recuerda usted que a inicios del 2019 obtener gasolina en las estaciones de servicio mexicanas era prácticamente una misión imposible? Las enormes filas que rodeaban a las gasolineras provocando el caos, daban muestra de una estrategia, para no pocos, mal diseñada. A tres semanas de su arribo a Palacio Nacional, el mandatario mexicano anunció con bombo y platillo el combate frontal contra el robo multimillonario de combustible, conocido coloquialmente como huachicoleo. Así, el recién ungido gobernante ordenó el despliegue de una cantidad considerable de efectivos de las fuerzas armadas y los cierres – programados y supervisados, según se dijo – de los ductos petroleros. La medida adoptada trajo como consecuencia el desabasto de gasolinas en la mayor parte del país, por lo que, de manera emergente, una delegación del Gobierno Federal, encabezada por el Canciller Marcelo Ebrard, viajó a Nueva York con el único propósito de adquirir 779 pipas para el traslado terrestre del preciado combustible. La negociación se cerró mediante la compra de 612 unidades sin licitación alguna y, de acuerdo con reportes de la ASF, en la operación no se observó la Ley de Petróleos Mexicanos, misma que regula – entre otros aspectos – las adquisiciones, arrendamientos y contratación de servicios por parte de la empresa productiva del Estado. 

A cuatro años de distancia nadie sabe dónde quedó la bolita; lo que es un hecho es que el plan con el que se pretendía asestar un duro golpe a los delincuentes que trafican con hidrocarburos, no produjo los efectos esperados. De hecho, los ataques a la red de ductos de PEMEX han ido en franco aumento. Al cierre del año anterior, el número de perforaciones ilegales para la extracción de combustibles aumentó 24.3 por ciento y las pérdidas acumuladas por la comisión del ilícito rondaron los 3 mil millones de pesos. En lo que va de la administración federal, se han acumulado casi 45 mil tomas clandestinas a lo largo y ancho del país, lo que representa una cifra récord. 

Poco se ha comentado, pero frente a los magros resultados en el combate al robo de combustibles, la Comisión Reguladora de Energía aprobó una resolución por virtud de la cual PEMEX podrá trasladar a los usuarios los costos que generen las pérdidas no operativas; es decir, las que provengan del huachicoleo. Dicho de otra forma, lejos de evitar que la empresa estatal siga sufriendo mermas por la extracción ilegal de hidrocarburos, la estrategia consiste ahora en trasferir los costos derivados del quebranto patrimonial a los usuarios de los ductos y estos, a su vez, podrán reflejarlos en los cobros finales al consumidor. 

Lo anteriormente reseñado, como dijo el vocalista de Moderatto, Jay de la Cueva, ya se veía venir. PEMEX atraviesa por una terrible crisis. Recién se informó, la empresa de marras ostenta el nada honroso calificativo de la petrolera más endeudada del mundo, pues cuenta con pasivos que superan los 3 billones de pesos, mientras que sus activos no alcanzan los 2 billones; es decir, debe más de lo que vale como empresa. Ante el poco alentador escenario, las acciones que hayan de ponerse en práctica en los próximos meses serán trascendentales. Por vía de mientras, el presidente López Obrador señaló que su gobierno ofrecerá suficiencia para cubrir los 10 mil millones de dólares que deben pagarse en bonos este año y la cantidad que será arrancada de las arcas federales seguramente irá en aumento. 

Aquí en confianza, más allá del combate al huachicoleo, su escaso éxito y el eventual traslado de las pérdidas económicas a los consumidores finales, la situación actual de PEMEX debe encender señales de alerta para todas y todos. Al respecto, no falta quien afirme que la crisis de la petrolera mexicana le hace lo que el viento a Juárez porque no tiene que pararse en una gasolinera (créame que los he escuchado); sin embargo, la problemática no es tan simple. Pese al sensible decremento en su aportación económica al desarrollo del país, el sector de hidrocarburos mexicano representa alrededor del 7 por ciento del PIB nacional; a su vez, PEMEX contribuye con cerca de la tercera parte de los ingresos públicos y, por si fuera poco, la empresa genera cientos de miles de empleos directos e indirectos. De ese tamaño el problema; de ese tamaño la preocupación.  Al tiempo. 

Nota. Lo antes expuesto representa

 la opinión personal del autor