Aquí en confianza

Narcotráfico en México; el gran empleador

¡No estás solo! ¡No estás solo!, gritaban a todo pulmón las más de 160 mil almas que se reunieron esa noche en el Zócalo capitalino para alentar a quien momentos antes había rendido protesta como Presidente de las y los mexicanos. En la principal plaza pública del país y en las calles aledañas, el júbilo podía respirarse. La esperanza se mostraba en los rostros de los ahí presentes; algunos ondeaban con orgullo la Bandera de México, otros, el estandarte del movimiento político que sirvió de plataforma al tres veces candidato para – ahora sí – hacerse con la banda presidencial. El ambiente era festivo; la gente quería escuchar el larguísimo discurso que venía. Cien compromisos se lanzaron por el recién ungido mandatario; los mismos cien que fueron aplaudidos con desbordado entusiasmo. Los analistas se dieron a la tarea de desmenuzar una a una las propuestas del gobernante. La labor se antojó titánica; la suerte estaba echada. 

Con profunda emoción y tras anunciar las reuniones diarias del gabinete de seguridad y la creación de la Guardia Nacional, el Presidente López Obrador afirmó contundente: “Se acabó la guerra; construiremos la paz y buscaremos la hermandad entre todos los mexicanos”. 

Pronto, muy pronto, la realidad habría de imponerse al discurso. Para el 24 de mayo de 2023 ya se contabilizaban 156 mil 136 homicidios dolosos en el país a causa de la delincuencia; lo anterior, imponía un nuevo récord y convertía al presente en el sexenio más sangriento de la historia. Es en México donde se localizan nueve de las diez ciudades más violentas del mundo y, según un informe de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, casi 30 mil personas han tenido que huir de sus hogares ante la creciente delincuencia, siendo Michoacán, Chiapas y Zacatecas las entidades que encabezan este fenómeno. En materia de desaparición de personas, la cosa no pinta mejor; se estima que 40 por ciento de las victimas reconocidas han desaparecido durante el actual mandato. Podría seguir, pero el espacio es reducido. 

Lo que sin duda no se vio venir en este contexto de creciente inseguridad es el hecho de que el narcotráfico se posicionara como el quinto mayor empleador del país; “vaya dato perturbador”, dijera el extrañamente célebre youtuber, Luisito Comunica. De acuerdo con un reciente estudio del Complexity Science Hub de Viena, entre 160 mil y 180 mil personas forman parte de la fuerza laboral de los cárteles mexicanos de la droga, lo que convierte a este sector en una industria altamente rentable y efectiva, solo superada en este rubro por FEMSA (grupo Coca Cola), Walmart, Manpower y América Móvil. Para que nos demos una idea del nivel de penetración y crecimiento del narco en México, los grupos delincuenciales emplean más personas que la enorme cadena Oxxo (168 mil), Bimbo (138 mil) o Pemex (124 mil). 

Un aspecto relevante del estudio de marras es que a pesar de los encarcelamientos o bajas por muerte, el tamaño de las organizaciones delincuenciales es mucho mayor que hace diez años. Al respecto, se dice que anualmente son privados de su libertad alrededor de 6 mil miembros de los cárteles; no obstante, para 2022, los grupos criminales registraron 60 mil integrantes más que en 2012; incluso, se asegura que el narco mexicano logra reclutar a 350 personas cada semana, lo que le permite expandir su cobertura y ámbito de acción. De continuar a ese ritmo, para el año 2027 las organizaciones criminales habrán crecido 26 por ciento y se incrementará el número de homicidios en 40 por ciento.  

Aquí en confianza, pese a los “otros datos” es claro que la estrategia de seguridad implementada por el régimen de la 4T no ha generado los resultados esperados. Precisamente por lo anterior, la información que se obtienen del estudio al que nos hemos venido refiriendo debería servir de base para dar un golpe de timón y privilegiar las acciones preventivas que suponen mayor éxito que las estrategias reactivas; sin embargo, ello difícilmente ocurrirá en los meses que le quedan a la actual administración federal, pues debemos recordar que para el mandatario nacional “vamos bien en materia de seguridad; hay paz y tranquilidad”; así lo hizo patente en una de sus conferencias mañaneras apenas el pasado mes de marzo.

Por el bien de México, ojalá que la persona a quien le corresponda dirigir los destinos de este país a partir de 2024 – independientemente de sus insignias, colores o ideología política – ofrezca atención prioritaria a la ascendente inseguridad; flagelo que enfrentamos diariamente las y los mexicanos que no tenemos el privilegio de encontrar resguardo entre los gruesos muros de un palacio virreinal. Ahí se los dejo para la reflexión.

Nota. Lo antes expuesto representa  la opinión personal del autor