Así afectaría al planeta una guerra nuclear entre EEUU y Rusia, según un estudio científico

Repasemos cuáles serían los efectos de una guerra nuclear entre estas potencias militares, según un reciente estudio científico.

Los horrores y las consecuencias de una guerra mundial es uno de los grandes miedos de la humanidad. Dentro de ese conflicto nada habría más preocupante que la posibilidad del uso de armas nucleares y las implicaciones catastróficas que ello tendría. Recientemente un grupo de científicos suecos estudió cuáles serían los resultados de una guerra nuclear en diversos escenarios, destacando un hipotético conflicto entre los Estados Unidos y Rusia. Repasemos cuáles serían los efectos de una guerra nuclear entre estas potencias militares.

Y sus conclusiones no son nada buenas…

Aproximadamente hay 12.705 cabezas nucleares en el mundo. De ellas, Rusia tiene 5.977 y Estados Unidos 5.428. Le siguen China, con 350. India y Pakistán tienen 160 y 165, respectivamente, según el último informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz.

El acontecimiento histórico más recordado de la humanidad, relacionado a caídas de bombas nucleares, fue Hiroshima y Nagasaki, durante la SGM. Los efectos en ambos casos fueron devastadores. Se calcula que la bomba de Hiroshima mató a unas 140.000 personas en los cinco meses siguientes a su detonación y destruyó más de 60.000 de los aproximadamente 90.000 edificios de la ciudad.

Tuvieron que pasar muchos años para que los científicos empezaran a conocer y estudiar el resultado más letal de una guerra nuclear a pequeña escala: el “invierno nuclear”. Esto es resultado del polvo y humo radiactivos que bloquean una parte importante de la luz solar que entra al planeta.

En este invierno nuclear se da un el descenso de las temperaturas. En este punto también ocurre algo que quizás sea lo más letal para la humanidad: la muerte de los cultivos, lo cual se traduce en una hambruna global que aniquilaría a miles y miles de personas.

El estudio

Los expertos calcularon la cantidad de hollín que se generaría en seis posibles escenarios de guerra nuclear: cinco situaciones distintas en una guerra “limitada” entre India y Pakistán por la región de Cachemira, que produciría entre 5 y 52 millones de toneladas de hollín.

Por otro lado, el escenario más catastrófico sería una guerra nuclear mundial con la participación de Estados Unidos y Rusia. El resultado: 165 millones de toneladas (150 millones de toneladas métricas) de hollín en el ambiente.

Con estas cifras definidas, los científicos introdujeron los datos en el Modelo Comunitario del Sistema Terrestre del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR), una herramienta que simula los cambios en la luz solar, la temperatura y las precipitaciones de la Tierra.

Estos cambios se introdujeron en el Modelo Comunitario de la Tierra del NCAR, que proporcionó a los científicos un desglose por países de las drásticas reducciones en las cosechas de maíz, arroz, soja, trigo y pescado que causaría una guerra nuclear.

Qué pasaría en una guerra nuclear entre EEUU y Rusia

Aproximadamente el 63% de la población mundial actual, es decir, más de 5.000 millones de personas, morirían de hambre tras una guerra nuclear entre ambas potencias militares.

El conflicto crearía incendios que podrían expulsar hasta 165 millones de toneladas de hollín a la atmósfera de la Tierra. Esto provocaría una disminución de las cosechas en Estados Unidos y Rusia, que haría caer la producción mundial de calorías hasta en un 90%.

Alan Robock, profesor de ciencias climáticas de la Universidad Rutgers de Nueva Jersey, y uno de los principales autores del estudio, declaró:

“En una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia, moriría más gente [por la hambruna] sólo en la India y Pakistán que en los países que realmente libran la guerra”.

Además de lo anterior, las temperaturas en la superficie de la Tierra descenderían hasta 29 grados Fahrenheit (más de tres veces la diferencia de temperatura entre la actualidad y la última era glacial).

Las regiones más afectadas a nivel mundial serían los países importadores de alimentos de África y Oriente Medio. Por otro lado, Australia y Nueva Zelanda evitarían la mayor parte de las bombas lanzadas en la parte norte del planeta. Su población dependería en gran medida de los cultivos de trigo que podrían crecer mejor en el clima más frío.

El estudio se publicó el 15 de agosto en la revista Nature Food.

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