Aumenta 392% el uso de firma electrónica en América Latina tras pandemia

En la actualidad, la transformación digital en la gestión interna de las empresas ha sido fundamental para sacar a flote los negocios en medio de la pandemia de coronavirus; además, optimiza tiempos y permite reducir los recursos invertidos.

Una de las herramientas digitales que ha traído mayores beneficios es la firma electrónica, que al igual que la firma clásica, representa la identidad de una persona y usarla constituye una prueba de vinculación y aprobación de la información contenida en un documento, pero de un formato electrónico.

Aunque hasta hace poco las compañías no apostaban a hacer uso de ella, tras la elevada adopción tecnológica que hubo por la pandemia, su uso aumentó 392% a nivel Latinoamérica, de acuerdo con numéros de Webdox, una plataforma de gestión de contratos.

«La firma electrónica es una herramienta con gran potencial para elevar la eficiencia de las empresas, ya que optimiza los procesos y brinda a prospectos y clientes una mejor alternativa a la hora de cerrar un contrato, parte importante para mantener las operaciones durante la cuarentena», señala Benjamín Frascaroli, Director de Webdox México.

Generalmente, el proceso de realizar un trámite de forma «manual» puede tardar en promedio 5 días, además, implica gastos en material (papel y tóner de impresión) y gastos de envío para que sea firmado y sea traído de vuelta, en cambio, al gestionarlo digitalmente es posible hacer todo en 30 minutos y estos costos asociados se reducen a cero.

«Esta herramienta responde a las necesidades de un mercado cada vez más digitalizado y ágil, en el que no hay espacio para trámites engorrosos. Con este recurso se pueden ofrecer considerables ventajas en seguridad y resguardo, frente al método tradicional», explica Benjamín Frascaroli.

La firma electrónica tiene validez jurídica pues esta tecnología requiere del uso de un certificado de firma, que es emitido por una organización o persona jurídica que cumple con normativas locales (dependiendo de cada país), y que además se acredita ante la autoridad competente para emitir dichos certificados, lo que prácticamente sustituye a un contrato en papel.

eleconomista