Bajo la lupa, las reacciones al plan migratorio de EU

La política migratoria de Donald Trump es la piedra en el ojo de la relación bilateral y, por tanto, el tema que domina la agenda de la funcionaria mexicana Martha Bárcena, quien reconoce que una tarea del cuerpo diplomático en Estados Unidos es repetir todo el tiempo que México no es un problema para ese país, sino que es un socio confiable, estratégico y al que se debe respetar.

“Estados Unidos ve temas como la migración desde un punto de vista estrictamente de seguridad; y, nosotros, como un fenómeno económico y social”, indica la embajadora, quien califica como equivocada la interpretación de que México ha aceptado, sin reconocerlo, el papel de tercer país para contener la entrada de migrantes centroamericanos a Estados Unidos.

La agresividad del presidente de Estados Unidos en materia migratoria ha generado efectos expansivos. Hay un aumento “considerable” de niños y jóvenes que requieren de asistencia psicológica debido a la ansiedad provocada por la retórica antiinmigrante y las redadas, señala Bárcena.

El asunto migratorio se ha vuelto tóxico entre México y Estados Unidos, y el proyecto del muro lo simboliza bien. ¿Es el tema en su agenda?

Depende de cómo lo enfoque usted. La labor de la red de 50 consulados es atender a la comunidad mexicana en tres áreas: documentación, es decir, expedición de pasaportes, actas de nacimiento, matrículas consulares; protección, que significa enfrentar demandas laborales, casos de violencia doméstica, etcétera; y las relaciones con la comunidad, que es cómo mejoramos la educación, la salud y la situación de la mujer, entre otras cosas. Y tienen también labores de promoción comercial y cultural, y de relaciones políticas con los congresistas, con alcaldes y gobernadores.

El trabajo de la embajada es mucho más político, y la migración se ve desde ese punto de vista. Seguimos las iniciativas que el ejecutivo federal [de Estados Unidos] presenta en el Congreso, su viabilidad y probables impactos en las comunidades mexicanas; y damos a conocer, a través de la prensa y centros de pensamiento, la visión de México sobre la migración y la situación de los migrantes mexicanos.

Coordinamos con los consulados la detección de problemáticas. Por ejemplo, hemos detectado un aumento considerable de las solicitudes de asistencia psicológica por parte de niños y jóvenes que sienten mucha ansiedad ante la retórica antiinmigrante y las redadas.

Por otro lado, la embajada destina muchísimo tiempo a la promoción comercial, aprobación del T-MEC, inversiones, relaciones culturales, y a promover el buen nombre de México y subrayar que los mexicanos contribuyen de manera importante a los Estados Unidos.

¿Qué opina del nuevo plan migratorio del presidente Trump, que deja fuera a los dreamers y plantea la preparación académica como criterio para otorgar la ciudadanía?

La iniciativa se presentó el jueves pasado [el jueves 16 de mayo; esta entrevista se realizó el lunes 20] y estamos, por el momento, viendo las reacciones de los diferentes actores estadounidenses. Algunos consideran que no tiene posibilidades de ser adoptada; otros piensan que es la base para una discusión y adopción de medidas en el futuro. Es, justamente, lo que estamos analizando: hacia dónde se carga la mayoría de las opiniones.

¿Es inédita?

No es inédita. Hay que recordar que la legislación migratoria es, sobre todo, responsabilidad del Congreso. El presidente puede tener iniciativas, pero es el Congreso el que decide las leyes migratorias.

¿Prevén apoyar a grupos de mexicanos excluidos en el plan?

Es algo que estamos viendo ahora, precisamente, cómo reaccionan algunos congresistas demócratas que han dicho que debe incluirse a los dreamers y que, si no, el plan no tiene ninguna posibilidad de ser aprobado. Hay otros especialistas, por ejemplo Ali Noorani [director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración], que dice que tiene que haber un camino hacia la legalización de los indocumentados.

Hay encuestas, como las de Gallup, con resultados impresionantes: 81% de la población de Estados Unidos estaría a favor de un camino legal para los indocumentados. Eso es, justamente, lo que estamos mapeando en este momento.

Por supuesto, para México sería muy importante un camino legal para los mexicanos y la solución del tema de lo dreamers, pero respetamos la soberanía de Estados Unidos en la definición de sus leyes migratorias.

FUENTE: forbes