El herpes simple es uno de los tipos más comunes de este virus, sin embargo es también uno de los más recientes y menos nocivos.
El herpes simple (de tipo 1) es un virus que afecta al menos a dos terceras partes de la población humana mundial. Sus efectos no son tan nocivos como los de otros tipos de herpes y su transmisión y mucho menos fácil que la de enfermedades como el COVID-19.
Esta variante del virus sólo se transmite a través de contacto directo con el área infectada. Esta enfermedad que no tiene vacuna ni cura, es también bastante benévola. Son muy pocas las personas a quienes contagiarse les genera mayores complicaciones.
Los besos como medio de contagio
Por eso, su propagación masiva dio inicio al mismo tiempo que una práctica cultural muy común en nuestros días: los besos románticos y sexuales. De acuerdo con un estudio publicado en ScienceAdvances, la transmisión masiva de este padecimiento incrementó significativamente durante la Edad de Bronce.
A diferencia de otras formas de herpes, el tipo 1 es uno de los más recientes. Algunas de ellas tienen una historia de millones de años pero este tipo tiene tan solo 5, 000. Las hipótesis apuntan que las nuevas prácticas culturales como besos románticos y sexuales propiciaron que más personas se infectaran de este virus.
Los investigadores analizaron dientes de cuatro individuos que tenían el virus. Analizaron las muestras de ADN de cada uno. A pesar de que el herpes tipo 1 se aloja en el huésped y sólo es transmitido oralmente, provoca infecciones en la boca que se pueden determinar a partir del análisis óseo.
La evolución del virus
“Al comparar ADN antiguo con muestras de herpes del siglo XX,” menciona Lucy van Dorp coautora de la investigación, “pudimos analizar las diferencias y estimar una tasa de mutación y, en consecuencia, una línea de tiempo para la evolución del virus”.
El estudio permitió que los científicos formularan algunas hipótesis: es probable que la variante moderna se haya generado en Europa y también es probable que no exista una variante americana del virus.
La investigación se ve sesgada por la interacción entre poblaciones de un lado y de otro, por lo que incluso la investigación de ADN es imprecisa. Los investigadores del estudio mencionaron que hace falta revisar individuos del periodo Neolítico para poder dar conclusiones más acertadas.
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