
En un mercado saturado de promesas vacías por las redes sociales, solo la transparencia, el rigor técnico y el conocimiento profundo garantizan resultados tangibles y sostenibles.
El colágeno hidrolizado se ha consolidado como uno de los suplementos más demandados en el mercado global del bienestar, respaldado por la promesa de mejorar la salud de la piel, las articulaciones y el pelo, entre otros beneficios. Sin embargo, la popularidad de este ingrediente ha generado un flujo constante de información incompleta, mitos y expectativas que requieren un análisis profundo y fundamentado. Lo primero que debe saberse es que el colágeno es la proteína más abundante en el cuerpo humano, representando aproximadamente el 30% de las proteínas totales y siendo un componente estructural esencial de tejidos como la piel, los tendones, el cartílago y los huesos. Su relevancia en la estructura y función del cuerpo es indiscutible, y por ello su estudio y aplicación en la nutrición han sido objeto de interés científico por décadas.
Históricamente, el conocimiento del colágeno se remonta a principios del siglo XX, cuando se identificó su función estructural y su papel en la salud de la piel y tejidos conectivos. A partir de entonces, la industria farmacéutica y nutracéutica comenzó a explorar métodos para extraerlo y procesarlo con el objetivo de aprovechar sus beneficios en formas que pudieran ser absorbidas fácilmente por el organismo. Fue hasta finales del siglo XX que el colágeno hidrolizado, una forma fragmentada mediante procesos enzimáticos para facilitar su biodisponibilidad, comenzó a popularizarse en suplementos dietéticos. Su avance ha sido paralelo a la revolución del bienestar y la salud preventiva, que buscan no solo tratar enfermedades sino optimizar la calidad de vida a través de la nutrición.
Suplementación, un ‘herramienta’ complementaria
Es importante saber que con la edad, la producción natural de colágeno disminuye aproximadamente un 1% anual a partir de los 25 años, lo que se traduce en pérdida de elasticidad, rigidez articular, aparición de arrugas y mayor fragilidad ósea. Ante este escenario, la suplementación con colágeno hidrolizado se presenta como una herramienta para complementar la dieta y mitigar estos efectos. Su proceso de hidrólisis fragmenta la proteína en péptidos más pequeños, facilitando su absorción intestinal y posterior distribución a los tejidos que requieren reparación y mantenimiento.
La evidencia científica reciente ha documentado beneficios concretos del consumo de colágeno hidrolizado. Estudios publicados en revistas especializadas como Journal of Cosmetic Dermatology y Nutrients reportan mejoras en la hidratación y elasticidad de la piel después de 8 a 12 semanas de consumo diario. Además, se han observado reducciones significativas en el dolor articular en poblaciones con osteoartritis o lesiones deportivas, así como mejoras en la densidad ósea en adultos mayores. Estos hallazgos respaldan el uso terapéutico del colágeno como complemento nutricional, siempre que su calidad, dosis y procedencia estén adecuadamente controladas.
El mercado global de colágeno alcanzó un valor estimado superior a los 4,500 millones de dólares en 2023, con una tasa anual de crecimiento proyectada cercana al 9% hacia 2030. Este impulso responde no solo al auge de la cosmética nutricional y la tendencia de “belleza desde adentro”, sino también a un cambio cultural donde el consumidor exige productos que aporten beneficios funcionales reales y medibles. En México, el mercado de suplementos alimenticios, en el que se enmarca este ingrediente, mantiene un crecimiento sostenido impulsado por una población cada vez más informada, con mayor acceso a información científica y una disposición creciente a invertir en productos que combinan estética y salud.
No obstante, el potencial de este suplemento no está exento de complejidades, su eficacia depende de múltiples variables críticas: la calidad de la materia prima, el grado de hidrólisis, la pureza del producto, la dosis aplicada y la forma de administración. Existen diferencias sustanciales entre un colágeno desarrollado con un riguroso control técnico y otro que se produce sin un conocimiento profundo de los procesos de fabricación. Aspectos como la temperatura durante la producción, el tipo de enzimas utilizadas para la hidrólisis y las condiciones de almacenamiento influyen directamente en la estabilidad y biodisponibilidad de los péptidos activos.
Además, el mercado global ha sido testigo de una proliferación de marcas que simplifican en exceso el mensaje, reduciendo un suplemento complejo a mensajes publicitarios que prometen resultados universales y rápidos, sin atender a la necesidad de personalización ni a la evidencia científica sólida. La comunicación irresponsable y la ausencia de regulaciones estrictas en ciertos mercados han propiciado que los consumidores adquieran productos con bajo contenido real de colágeno o formulaciones con ingredientes inactivos que no generan beneficios significativos.
Es fundamental comprender que no es un compuesto de acción inmediata ni milagrosa. Para observar mejoras visibles o funcionales, es indispensable mantener un consumo diario constante -especificado en párrafos precedentes-, además de continuar su ingesta para sostener los beneficios a largo plazo. La variabilidad individual también juega un papel importante, por lo que los resultados pueden diferir entre personas según factores como edad, dieta, estado de salud general y nivel de actividad física.
Más allá de los mitos
Un mito común es que cualquier tipo de colágeno tendrá el mismo efecto en el organismo. En realidad, el colágeno hidrolizado se presenta en diferentes perfiles de péptidos derivados de fuentes variadas: bovino, porcino, marino o membrana de huevo, entre otros. Cada fuente tiene propiedades particulares y niveles variables de respaldo científico. La elección debe fundamentarse en criterios técnicos como biodisponibilidad, perfil aminoacídico, tolerancia digestiva y aplicación específica, no solo en decisiones comerciales o en las preferencias de mercado (en pocas palabras, lo que “está de moda”).
Desde la perspectiva científica, el colágeno hidrolizado es una herramienta de soporte, no una cura definitiva. Su efectividad se maximiza cuando se integra a un estilo de vida saludable que incluye una alimentación equilibrada, hidratación adecuada, protección solar y ejercicio regular. En este sentido, el desafío para la industria es doble: ofrecer productos con formulaciones transparentes y respaldadas por evidencia científica robusta, y educar al consumidor para que distinga entre promesas infundadas y beneficios posibles y comprobables.
El futuro del mercado dependerá de la capacidad de sus actores para profesionalizar toda la cadena de valor. Esto implica desde la selección rigurosa de materia prima hasta la manufactura con buenas prácticas y la comunicación clara y honesta sobre lo que el producto puede y no puede hacer. Evitar el sensacionalismo y la simplificación excesiva es crucial para recuperar la confianza del consumidor y posicionar este suplemento como un aliado real de la salud y la belleza sin caer en promesas vacías.
En un mercado saturado de promesas y slogans atractivos, el colágeno hidrolizado solo alcanzará su verdadero potencial cuando el rigor científico y la transparencia sean los pilares de su producción y comercialización. La optimización de la salud es una demanda creciente y legítima entre los consumidores, quienes buscan no solo bienestar estético, sino también funcionalidad y una mejora tangible en su calidad de vida.
Este suplemento, cuando se utiliza de manera responsable y bajo el respaldo de etiquetas confiables y con evidencia técnica sólida, puede ser una herramienta valiosa para complementar un estilo de vida saludable, además de atender necesidades y padecimientos específicos. Sin embargo, y a pesar del boom de los últimos años, el éxito del colágeno hidrolizado no radica en la mercadotecnia, sino en la ciencia real que respalda su eficacia y en el compromiso de quienes conforman la industria para educar, proteger y entregar productos de verdadera calidad. La confianza del consumidor, esa base fundamental para cualquier marca en el sector del bienestar, solo se construye con integridad, conocimiento y responsabilidad.
Este artículo es parte de la edición impresa de Forbes México de octubre de 2025.
(*) La autora es inversionista en más de 12 empresas y co-fundadora de Sesén Company, una fábrica y marca de suplementos especializados, líder en el espacio de wellness. Fiel creyente de un modelo de negocio rentable, humano y con propósito, ha compartido su visión empresarial en distintos foros sobre liderazgo y emprendimiento, así como en diversas publicaciones impresas y online. Instagram:@marielfdzcelis
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