Cumbre UE-China: baches en la nueva Ruta de la Seda

Los observadores vaticinaban para la reunión de este martes en Bruselas entre los líderes de la Unión Europea y el primer ministro chino, Li Keqiang, un ambiente de distanciamiento. Distinto era el caso en la cumbre de China con los Estados africanos en septiembre de 2018, cuando la televisión estatal china hablaba de “reunión familiar”, “sueños compartidos” y “amistad eterna”.

A pesar de los meses invertidos en los preparativos, este martes la UE no recibirá de China lo que exige: respeto a los derechos humanos, un comercio más justo y oportunidades de inversión. “Las expectativas son muy bajas”, dijo Mikko Huotari, experto en Mercator Institute for China Studies (MERICS), en Berlín. “Parece que hay una gran probabilidad de que no se produzca una declaración final conjunta”, explicó.

Si bien también se debatirán temas como el cambio climático, la política exterior y la seguridad cibernética, la prioridad de la 21ª cumbre bilateral es la “reciprocidad” en el comercio y la inversión. En otras palabras, si las empresas chinas se benefician del acceso abierto y transparente al mercado europeo, esto también tendría que suceder a la inversa.

China ignora las exigencias de la UE

En concreto, la UE está negociando un acuerdo de protección de inversiones con China. “Esta será una herramienta crucial para lograr las mismas reglas de juego, la igualdad de condiciones para la inversión y el trato justo a las empresas europeas activas en China. Si todo funciona y la química también, el acuerdo debería estar listo el próximo año”, dijo la ministra rumana de Asuntos Europeos, Melania Gabriela Ciot, antes de la cumbre.

Además, la UE exige que China cumpla con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y restrinja los subsidios a las industrias estatales, como el acero. Otra demanda es que las empresas extranjeras ya no se vean obligadas a divulgar información sobre su tecnología al hacer negocios en China.

China, por su parte, prometió cumplir con muchas de estas cosas, pero no las ha implementado aún. “Desde la perspectiva europea, sería un éxito si cumpliera lo prometido el año pasado”, dice el experto en China Mikko Huotari. Pero, “la implementación falla, en algunas áreas incluso hay reveses”, añade.

La UE y China también están en desacuerdo sobre los derechos humanos, según un diplomático de la UE. En el período previo a la cumbre, hubo un diálogo sobre derechos humanos que Mikko Huotari, del Instituto Mercator, considera una prueba para las próximas negociaciones: “En la declaración final se puede reconocer lo difícil que fue el diálogo. De hecho, se llevaron a cabo debates separados”, afirma. La UE se expresó de manera muy explícita, pero ambas delegaciones ni siquiera participaron en todas las reuniones al mismo tiempo.

Parece que ambas partes están tan alejadas que no puede haber una base común para llevar a cabo una declaración conjunta del presidente de la Comisión de la UE, Jean-Claude Juncker, el presidente del Consejo, Donald Tusk, y el primer ministro de China, Li Keqiang. En cuanto a las promesas chinas, la UE parece tan desilusionada que esta vez podría terminar la cumbre sin ninguna declaración conjunta.

Se vuelven a encontrar este martes en Bruselas: Donald Tusk (izquierda), Li Keqiang y Jean-Claude Juncker./REUTERS

Nueva Ruta de la Seda china divide

Poco después de la cumbre de Bruselas, muchos jefes de Estado de la UE se reunirán nuevamente con el primer ministro chino, Li Keqiang, en Croacia, en la llamada “plataforma 16 + 1” de cooperación entre China y los países de Europa central y oriental. China tiene como objetivo ampliar las rutas comerciales y la infraestructura a través del proyecto de la nueva Ruta de la Seda.

Los críticos argumentan que China está tratando de aumentar su influencia económica y política en la región. “Si nos fijamos en cuánto tiempo estará Li Keqiang en Croacia, veremos que pasará mucho más tiempo allí que en Bruselas”, dice Mikko Huotari. El experto está convencido de que los chinos continuarán expandiendo su cooperación, minando la cohesión europea.

Después de revaluar las relaciones, la UE ya no solo describió a China como un socio estratégico, sino también como un rival. Un plan de relaciones con China de diez puntos publicado por la Comisión señaló un “cambio en el equilibrio entre oportunidades y desafíos”. El experto en China considera esta declaración significativa: “Es un lenguaje nuevo que no se había escuchó antes (en la UE)”.

FUENTE: forbes