Dejando huella

El carbón fue, durante muchos años, el combustible principal que movía a las economías, y fue así como comenzó a dejar su huella en el desarrollo de las naciones. Después, el petróleo vino a desplazarlo en cuanto al transporte se refiere, aunque sigue siendo un insumo importante en la generación de energía eléctrica y procesos metalúrgicos. 

En el norte de Coahuila, específicamente en la Región Carbonífera, se encuentran las reservas más grandes de carbón del país. Ahí también se encuentran ancladas dos centrales carboeléctricas, estratégicamente localizadas, pero ya tecnológicamente obsoletas y altamente contaminantes. De hecho, una de ellas dejaría de operar a finales de la década por la conclusión de su vida útil.

Desde finales del siglo pasado se han realizado esfuerzos por diversificar la economía de la región para hacerla menos dependiente del carbón, sobre todo en momentos en que los temas ecológicos, de reducción de huella de carbón y de cambio climático comienzan a posicionarse más en la agenda pública y a aparecer en los acuerdos internacionales.

Claro que es importante que se procure diversificar la economía, pero no se puede soslayar la vocación de la Región ni desperdiciar el enorme recurso ahí localizado. Por eso me dio gusto conocer el Programa de rescate y diversificación económica de la Región Carbonífera elaborado por el Clúster de Energía y la Universidad Autónoma de Coahuila.

En cuanto al aprovechamiento del carbón, las propuestas son dos: primero, sustituir las plantas generadoras de energía por unas de nueva generación, que sigan utilizando el carbón de la zona, pero capturando los gases contaminantes, reduciendo las emisiones hasta en un 90%; y segundo, diversificar el uso del carbón en un nuevo modelo de complejo carboquímico, dándole valor agregado, mediante un proceso de lavado, coquización y refinería de subproductos. El abasto de agua no sería un problema, ya que se seguiría utilizando la tratada de las plantas de Acuña y Piedras Negras.

El Programa se complementa proponiendo darle impulso a las actividades turísticas y ganaderas. En ambas ya hay avances importantes. Múzquiz tiene el estatus de Pueblo Mágico y la Región cuenta con atractivos naturales, como el Río Sabinas, y culturales, como los enclaves de los Kikapú y los Negros Mascogos. La ganadería es ya una actividad relevante, pero con programas dirigidos podría crecer aún más.

Los habitantes del norte de México conquistaron el desierto con mucho esfuerzo, dejando su huella por donde pasaron. Es una aspiración natural del ser humano el querer seguir dejando huella, es muy importante para el desarrollo de las sociedades que así sea, pero siempre y cuando no sea la de carbón. Y sí se puede, aún y utilizando el carbón. El Programa propuesto por el Clúster de Energía y nuestra máxima Casa de Estudios es prueba de ello.