El FMI estima que la pandemia puede generar una pérdida acumulada a la economía global de 28 billones de dólares hasta 2025

El Fondo Monetario Internacional ha publicado sus Perspectivas de Crecimiento Mundial (WEO por sus siglas en inglés) donde todavía sigue proyectando una profunda recesión este año como consecuencia de la pandemia del coronavirus. De esta forma, la economía global se contraerá un 4.4% este año, una mejora de 0.8 puntos porcentuales en comparación con lo estimado el pasado junio. Para 2021, la institución proyecta que el crecimiento repunte al 5.2%, 0.2 puntos porcentuales por debajo de lo previsto hace poco más de tres meses.

No obstante, cómo insiste su economista jefa, Gita Gopinath, «esta crisis está lejos de terminar» asegurando que es probable que el ascenso para salir de ésta «sea largo, desigual y muy incierto». Su diagnóstico es poco alentador, especialmente en lo que al mercado laboral se refiere. El empleo sigue estando muy por debajo de los niveles previos al azote del virus mientras hace mella especialmente entre los trabajadores de bajos ingresos, los jóvenes y las mujeres.

A excepción de China, donde se espera un crecimiento del 1.9% este año, se prevé que la actividad tanto en las economías avanzadas como en las emergentes se mantengan por debajo de los niveles de 2019 incluso el próximo año. Tanto los países que dependen más de los servicios intensivos en contacto y los exportadores de petróleo enfrentan recuperaciones más débiles en comparación con las economías lideradas por las manufacturas.

El FMI ha mejorado su pronóstico para las economías avanzadas para 2020, cuando espera una contracción del 5.8% seguida por un repunte del 3.9% en 2021. Los países emergentes (donde se excluye a China) sufrirán una recesión de 5.7% este año y una recuperación del 5% en 2021.

«Es probable que esta crisis deje cicatrices a medio plazo, ya que los mercados laborales tardarán en sanar, la inversión se verá frenada por la incertidumbre y los problemas en los balances y la pérdida de escolaridad afectarán al capital humano», indica Gopinath.

De esta forma, tras el repunte en 2021, se espera que el crecimiento global se desacelere gradualmente a alrededor del 3.5%. La institución calcula que la pérdida acumulada de producción en relación con la trayectoria prevista antes de la pandemia crezca desde los 11 billones entre 2020 y 2021 hasta los 28 billones entre 2020 y 2025. «Esto representa un grave revés para la mejora del nivel de vida medio en todos los grupos de países», avisa su economista jefa.

El equipo del Departamento de Análisis del FMI determina que, a día de hoy, sigue habiendo una tremenda incertidumbre sobre sus perspectivas con riesgos tanto al alza como a la baja.

El pesimismo apunta al repunte de las infecciones en las últimas semanas obligando a restablecer algunos confinamientos localizados. Si esto empeorase y las perspectivas tanto para tratamientos como para vacunas efectivas contra el Covid-19 se deterioran, el impacto en la actividad económica sería grave y probablemente se vería agravado por las graves turbulencias del mercado financiero. Las crecientes restricciones al comercio, en forma de aranceles, así como la creciente incertidumbre geopolítica podrían también perjudicar la recuperación.

Del lado positivo, la disponibilidad más rápida y generalizada de pruebas, tratamientos, vacunas y estímulos adicionales pueden mejorar significativamente las perspectivas.

Para el FMI, el considerable apoyo fiscal de cerca de 12 billones de dólares activado por los gobiernos de todo el mundo y los importantes recortes de tipos así como las inyecciones de liquidez o las compras de activos por parte de los bancos centrales han ayudado no solo a salvar vidas sino también medios de vida y evitar una catástrofe financiera.

Dicho esto, todavía queda mucho por hacer para asegurar una recuperación sostenida. En primer lugar, el FMI exige una mayor colaboración internacional para poner fin a esta crisis de salud. «Solo si los países colaboran estrechamente habrá suficiente producción y distribución generalizada en todas partes del mundo», considera Gopinath haciendo referencia a una potencial vacuna.

«Si las soluciones médicas están disponibles más rápido y de manera más amplia en relación con nuestra línea de base esto podría conducir a un aumento acumulado en los ingresos globales de casi 9 billones de dólares hasta finales de 2025, aumentando así los ingresos en todos los países y reduciendo su divergencia», añade.

En segundo lugar, en la medida de lo posible, el Fondo recomienda que las políticas deben centrarse agresivamente en limitar el daño económico de esta crisis. Así, los gobiernos deben seguir proporcionando apoyo mediante transferencias de efectivo, subsidios salariales y seguros por desempleo.

Para prevenir quiebras a gran escala y garantizar que los empleado puedan regresar a trabajos productivos, las empresas vulnerables pero viables deben seguir recibiendo apoyo, siempre que sea posible, mediante el aplazamientos de impuestos, moratorias al servicio de su deuda e inyecciones similares a las de capital.

Con el tiempo, a medida que se fortalezca la recuperación, las políticas deberían cambiar para facilitar la reasignación de trabajadores de sectores que probablemente se contraerán a largo plazo, como los viajes y el turismo, a otros de mayor crecimiento, como el comercio electrónico.

Los trabajadores deberían recibir apoyo en este proceso de reajuste con transferencias de ingresos y programas de recapacitación. Esto también requerirá medidas para acelerar los procedimientos de quiebra y los mecanismos de resolución para abordar de manera eficiente las insolvencias de las empresas.

Por último, un impulso el inversión pública en infraestructura verde en tiempos de tasas de interés bajas y alta incertidumbre puede aumentar significativamente los puestos de trabajo y acelerar la recuperación, al mismo tiempo que sirve como un gran paso inicial hacia la reducción de las emisiones de carbono.

 

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