El Vaticano ha dado un paso significativo al permitir que personas trans y miembros de la comunidad LGBTQ+ puedan participar en sacramentos religiosos como el bautismo y las bodas.
Estas indicaciones han sido explícitamente respaldadas por el papa Francisco, marcando un cambio en la posición de la Iglesia.
Según el documento, un transgénero puede recibir el bautismo, ser padrino o madrina de bautismo, o testigo de un matrimonio, siempre y cuando no haya riesgo de generar escándalo o desorientación en la comunidad.
En cuanto al matrimonio, las directrices especifican que no hay restricciones canónicas universales que impidan a una persona transgénero ser testigo de una boda. Lo mismo se aplica a personas homosexuales que conviven.
El respaldo explícito del Papa, que firmó el documento el 31 de octubre, refuerza el mensaje de que la Iglesia está comprometida en aceptar a todas las personas en su comunidad de fe, sin importar su identidad de género u orientación sexual.
Este cambio en la actitud de la Iglesia católica marca un avance hacia la inclusión y el respeto por la diversidad.
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