A diferencia de la vida digital que la mayor parte del mundo lleva en la actualidad, en 1999 (hace poco más de 22 años) eran realmente pocas las personas que estaban, de una u otra manera, relacionadas con y a través de internet.
Sin embargo, quienes sí lo estaban, ya desde aquellos días, eran unos jóvenes argentinos que intentaban, con muchas dificultades, crear un negocio dentro de la llamada World Wide Web.
Marcos Galperin, Hernán Kazah y Nicolás Szekasy estaban empujando Mercado Libre, una plataforma en línea que, en aquel momento, se dedicaba al ámbito de las subastas y que, varios años más tarde, se convertiría en uno de los principales sitios de comercio electrónico de América Latina.
Pero lograr que la compañía despegara en aquellos tiempos era una tarea más que titánica, sobre todo porque no existía, para los emprendedores, un ecosistema en la región que pudiera apoyarlos en el despliegue y crecimiento de la empresa.
Así lo recuerda, justamente, el propio Nicolás Szekasy, quien advierte que, a diferencia de lo que existe hoy en la región, en aquel momento el ecosistema estaba en fase completamente embrionaria, por lo que les tocó a ellos abrir todas las puertas posibles.
“En aquellos tiempos no había nada de lo que tenemos hoy. La era de internet estaba apenas en su etapa inicial en el mundo, y sólo un 1% de los latinos tenía una conexión. Además, casi para todos [ésta] era mala. Entonces, pensar en la idea de empujar una plataforma de comercio en la red era revolucionario”, relata, en entrevista.
Pero, además de estas dificultades, conseguir dinero para empujar un proyecto de esta naturaleza lucía también bastante complejo, ya que no había en la región fondos que estuvieran dispuestos a apostar por una plataforma de esta naturaleza.
“En aquel momento no había tampoco fuentes de venture capital en América Latina, [así que] los inversores de Mercado Libre fueron, inicialmente, bancos, como Goldman Sachs o JP Morgan, que veían una pequeña oportunidad en este nicho. Todo esto se disolvió después, con la burbuja de las punto com”, relata.
En Mercado Libre tuvieron entonces, según recuerda Szekasy, que ser capaces de administrar cada peso que tenían durante los años posteriores para poder crecer, hasta que llegó la culminación de todo: por fin, en 2007, la compañía logró concretar su Oferta Pública Inicial en Nasdaq.
“Pudimos llegar a 2007 todavía con algo de cash in the bank de lo que habíamos logrado levantar en el año 2000, logrando finalmente, con el IPO, hacer crecer la compañía exponencialmente, siempre cuidado todo lo que esto conlleva”, menciona.
Al final, las cosas salieron bien, ya que hoy la plataforma de comercio electrónico es un gigante que, tan sólo en 2020, registró 132 millones de usuarios activos, con más de 719 millones de productos vendidos.
El nacimiento de un ecosistema
Nicolás Szekasy recuerda muy bien que, tras la llegada de Mercado Libre a bolsa, lo primero que pensó fue que el hecho significaría que el mundo finalmente voltearía a ver lo que estaba sucediendo en Latinoamérica en materia de tecnología, potenciando el nacimiento de nuevas compañías.
Sin embargo, aún faltarían varios años para que la región comenzara un despliegue verdaderamente importante en materia de emprendimiento.
“Nosotros creímos que la salida a la bolsa sería el punto de partida para el crecimiento del ecosistema emprendedor de América Latina, pero eso no ocurrió, porque después vino la crisis de 2008 y ésa fue una distracción para el mundo. Entonces, tuvimos que esperar un poco más”, menciona.
Pero Szekasy y su amigo Hernán Kazah no quisieron esperar sentados a que se diera esta explosión, sino que decidieron participar mucho más activamente en este proceso.
“En 2011, decidimos fundar Kaszek, una estructura bajo la cual nosotros planeábamos empujar inversiones en compañías de tecnología que estuvieran comenzando a trabajar en Latinoamérica y que, considerábamos, podían llegar a desarrollarse positivamente en la siguiente década”, cuenta.
Kaszek levantó, entonces, un primer fondo de 100 millones de dólares (mdd) y salió a la búsqueda de startups de la región, concretando inmediatamente inversiones que acabaron por ser sustanciales para aquellas empresas.
“A nosotros, por ejemplo, nos tocó invertir, con nuestro primer fondo, en Nubank, que en ese momento iba empezando y que hoy es uno de los mayores unicornios de la región”, recuerda, sonriente, Szekasy.
Pero esta no es la única compañía con este grado en la que han invertido; también está el caso de las firmas brasileñas QuintoAndar (proptech), Madeira Madeira (comercio electrónico), Creditas (fintech) y Gympass (wellness), además de las mexicanas Kavak (compra–venta de autos) y Bitso (exchange de criptomonedas).
Es así como Kaszek, hasta hoy, justo a 10 años de haber comenzado operaciones, ha concretado inversiones en la región por poco más de 1,000 mdd, esto, a través de cinco fondos que han impactado hasta en 90 compañías.
Y las cosas no se quedarán ahí, ya que en fechas recientes levantaron otros 1,000 mdd que servirán para abrir dos fondos más que les permitirán hacer nuevas inversiones tanto en early como en late stage.