Los países del G7 reunidos en cumbre en Alemania van a reforzar su presión económica contra Rusia, en particular a partir de un “mecanismo” para poner un tope a nivel mundial al precio del petróleo ruso, dijo este lunes un alto funcionario de la Casa Blanca.
“Todavía estamos en las discusiones finales con nuestros homólogos del G7 para concluir este tema”, dijo un alto funcionario del gobierno estadounidense al margen de la cumbre de las siete potencias más industrializadas en los Alpes Bávaros, en el sur de Alemania.
“Estamos muy cerca de que los líderes del G7 decidan dar una instrucción urgente a sus ministros para poner un tope a los precios del petróleo ruso”, explicó.
Este mecanismo, que todavía no está detallado, podría pasar por los “servicios” que implica la exportación, indicó esta fuente que no quiso revelar su identidad.
Este concepto se refiere al transporte naviero y a los contratos de seguros sobre los cargamentos de crudo.
Esta estrategia busca frenar los ingresos del presidente ruso Vladímir Putin y al mismo tiempo amortiguar el impacto de la guerra en Ucrania en los precios de la gasolina, que registran una fuerte alza en todo el mundo.
Las potencias industrializadas van además a “continuar restringiendo el acceso de Rusia a recursos industriales cruciales”, en particular en el sector de la defensa, según esta misma fuente, que explicó que la estrategia también busca golpear de “forma agresiva” a las grandes empresas públicas rusas.
Esto implica que las compañías no van a poder importar más productos estadounidenses, específicamente componentes electrónicos.
El G7 también quiere “coordinarse para utilizar los aranceles aduaneros sobre los productos rusos para ayudar a Ucrania“, a partir de tarifas más altas, indicó ese alto responsable estadounidense.
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