Recientemente hemos asistido a un intenso debate en el seno de la Real Academia de la Lengua sobre la conveniencia de usar la tilde diacrítica en la palabra solo a la hora de distinguir entre el adverbio, que equivale a solamente, y el adjetivo.
Más allá de las repercusiones de este tipo de polémicas en los medios de comunicación, el debate nos recuerda la importancia de realizar un correcto uso de las reglas ortográficas para poder comunicarnos de una manera eficaz.
Las normas ortográficas no solamente tienen que ver con tildes o un deletreado correcto de las palabras. Una faceta que muchas veces pasamos por alto, y que es igual de importante a la hora de comunicarse correctamente, son las comas.
Malentendidos que se pueden evitar
La coma ha sido en innumerables ocasiones la causante de muchos malentendidos. Imaginemos que hemos invitado a cuatro amigos a cenar y queremos reservar mesa. Mientras apagamos el ordenador y nos preparamos para salir, recibimos el siguiente mensaje de uno de ellos:
“Andrea, Daniel o Javi y Ana irán a cenar”.
Inmediatamente comenzamos a rascarnos la cabeza mientras esbozamos cierto gesto de fastidio y dudamos sobre si será Daniel, o Javi y Ana (es decir, si la disyuntiva se plantea entre Daniel a solas, o Javi y Ana juntos); o tal vez Daniel o Javi, y Ana, (es decir, la disyuntiva es únicamente entre Daniel o Javi) quienes cenen con Andrea y con nosotros.
El emplazamiento de una coma detrás de Daniel o bien Javi hubiera ayudado a esclarecer la situación.
La coma Oxford
Esta coma que ha recibido varios nombres, en el mundo anglosajón ha protagonizado muchos debates y se conoce como coma Oxford. Normalmente se coloca antes del último elemento de una enumeración y es famosa por protagonizar algunos chistes como éste:
“Invitamos a los bailarines, JFK y Stalin”.
En este caso, no se sabe si los bailarines (llamados JFK y Stalin) fueron invitados, o si invitamos a JFK y Stalin conjuntamente con los bailarines.
Aunque en inglés esta coma antes de la conjunción “y” está permitida, en castellano es incorrecta (excepto si el resto de los elementos de la lista están separados por punto y coma). La manera de desambiguar una frase como esa sería cambiando el orden de la enumeración:
“Invitamos a JFK, Stalin y los bailarines”.
Seguro que tras la lectura de este ejemplo acuden a nuestra cabeza situaciones en las que la presencia o la ausencia de esa insignificante coma dificultó nuestra comunicación con otras personas.
Explicativo o especificativo
Fijémonos bien en estas dos frases:
El escritor, que está muy decepcionado, fuma mucho tabaco.
El escritor que está muy decepcionado fuma mucho tabaco.
A primera vista pueden parecer muy similares, pero si las inspeccionamos más detenidamente podremos comprobar que tienen significados muy diferentes. En la primera, las comas nos hacen comprender que se trata de un escritor muy fumador que acaba de sufrir algún desengaño. Es decir, la oración subordinada de relativo (que está muy decepcionado) es explicativa, añade información, pero podría omitirse.
Por el contrario, la segunda frase sugiere que entre un conjunto de escritores hay uno desencantado que no para de fumar. Aquí se trata de una oración subordinada especificativa (el “que está muy decepcionado”, y no otro) y si la quitamos, cambia el significado del resto de la frase.
En estos ejemplos vemos como el uso de comas es crucial para evitar la ambigüedad y transmitir un mensaje claro.
Competencia lectora
El buen uso de comas puede decirnos algo importante sobre nosotros, lectores: las personas que muestran una mejor competencia lectora son también aquellas que saben colocar la coma correctamente en el lenguaje escrito, y esto se empieza a observar ya en el inicio de la adolescencia.
Además, se sabe que el cerebro procesa una coma en lenguaje escrito de manera muy parecida a las pausas que realizamos mientras hablamos, especialmente en el caso de aquellas personas que usan las comas correctamente en el texto escrito.
Este hallazgo no debería admirarnos. Incluso en una lectura silenciosa, nuestra mente proyecta propiedades del lenguaje hablado que ayudan a la comprensión tales como duración, intensidad, tono, pausas, melodía o ritmo; una especie de voz interior que nos acompaña mientras leemos. Así pues, ¡escuchar y leer tienen mucho en común!
Tan importantes son todas esas propiedades, que incluso forman parte de algunos lenguajes de signos.
Deprimidos o racistas
En este breve artículo pretendemos haberle dejado clara la importancia que tiene manejar convenientemente el uso de las comas para comunicarnos de manera adecuada y eficiente.
El empleo de estos y otros signos puntuación ha protagonizado debates, juicios, sentencias e incluso salvado a delicuentes del patíbulo.
Y si no, que se lo cuenten a los Rolling Stones, quienes en el año 1966 publicaron una canción sobre una persona deprimida que pretendía pintar todo de negro para expresar su estado de ánimo. La carátula del single llevó el título Paint It, Black (píntalo, negro) en lugar del original y definitivo Paint It Black (píntalo de negro), por un error de la discográfica.
Como podemos ver, esta errata no es insignificante. Además de hacer que la letra y el título de la canción guarden poca relación entre sí, hace posible una interpretación racista. Así que, para evitar líos, ¡no escatimemos ni una coma, pero no usemos ni una de más!
Míriam Aguilar López, Investigadora Postdoctoral Juan de la Cierva en el Departamento de Psicología Experimental, Procesos Cognitivos y Logopedia, Universidad Complutense de Madrid and José Antonio Hinojosa Poveda, Profesor Titular del Departamento de Psicología Experimental, Procesos Cognitivos y Logopedia, Universidad Complutense de Madrid
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
El Economista