A penas media hora después de la apertura de las casillas electorales en el país, el presidente Andrés Manuel López Obrador arribó al Antiguo Palacio del Arzobispado junto a su esposa, Beatriz Gutiérrez, para emitir su voto este domingo, 6 de junio.
«Qué viva la democracia», exclamó el primer mandatario al salir del recinto, ubicado en el centro de la Ciudad, en el que votó para la elección de diputado local, federal y alcalde para la delegación Cuauhtémoc.
Una noche antes, el gobierno que encabeza lanzó un llamado a la ciudadanía a salir a votar este domingo: «En democracia, el único gobierno legítimo es aquel emanado del pueblo. Este domingo hallemos inspiración en el ejemplo de justicia y amor a la patria de Hidalgo, Morelos, Juárez, Madero, Zapata… Ejerzamos libremente nuestro derecho al voto, sin ataduras ni miedos. En paz», e difundió en sus redes sociales.
Ha sido un llamado constante desde Palacio Nacional en medio de un proceso violento que ha dejado un saldo de 90 políticos asesinados. No obstante, López Obrador insistió en diversas ocasiones que existían las condiciones de seguridad para ir a votar. Afirmó también que estos actos violentos eran un intento «desestabilizador» por parte del crimen organizado.
Y es que se tratan de las elecciones más importantes y más grandes en la historia del país con más de 20 mil cargos de elección popular, entre ellos 15 gobernaturas y la renovación de la Cámara de Diputados y se renuevan las alcaldías y el Congreso de la Ciudad de México.
Para el presidente López Obrador está en juego la posibilidad de que Morena consolide su poder en la Cámara Baja y con ello poder echar a andar sus principales reformas que suelen tener altas posturas en contra por parte de los grupos de oposición. Algunas de ellas, han sido seguidas muy de cerca también por los mercados financieros, pues genera incertidumbre la manera en que algunas de estas propuestas pudieran afectar las inversiones que han llegado o podrían llegar al país.
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