De acuerdo con cifras de la Secretaría de Educación Pública el promedio de escolaridad en la entidad es de 8.5 años, mientras que a nivel nacional es de 9.9.
El paso del huracán Otis habrá de profundizar la precariedad del sistema educativo en Guerrero en términos de acceso, aprendizajes y continuidad de trayectorias educativas de niños y jóvenes en aquella entidad federativa del país, explicaron los especialistas en la materia Marco Fernández y Alejandra Llanos Guerrero.
El coordinador del Programa de Educación de la organización México Evalúa y profesor investigador de la Escuela de Gobierno del Instituto Tecnológico de Monterrey dijo que es previsible que si de por sí las últimas evaluaciones antes de la pandemia de Covid-19 mostraban un panorama muy precario en términos de los aprendizajes, el fenómeno meteorológico lo ahondará.
De acuerdo con las autoridades educativas de Guerrero, hasta el fin de semana se contabilizaban 190 planteles educativos afectados por el paso del huracán y el conteo se mantenía en marcha.
Fernández añadió que la Secretaría de Educación Pública (SEP) ya pospuso una semana más el regreso a clases, máxime cuando los propios docentes son damnificados y están tratando de ver qué va a pasar porque lo perdieron todo.
“No tienen mucha cabeza para concentrarse 100% en el regreso a clases, en su docencia (…) Tenemos a maestros que no pueden ahorita regresar a las aulas porque están concentrados en tratar de ver su propia situación, tras el desastre, de cómo recuperar su familia y patrimonio”.
De acuerdo con cifras oficiales de la SEP, hasta 2022 el grado promedio de escolaridad en Guerrero era de 8.5 años y del 11.7% el analfabetismo, mientras que a nivel nacional eran de 9.9 y 4.5%, respectivamente.
Para el ciclo escolar 2021-2022 la matrícula total fue de un millón 8,226 estudiantes, de los cuales 508,229 (50.4%) eran mujeres y 499,997 (49.6%), hombres. La matrícula total representó 2.9% del total del Sistema Educativo Nacional.
Distribuida por tipo educativo, la composición de la matrícula del sistema escolarizado fue: Educación básica, 78.7%; inicial, 0.3%; preescolar, 16.5%; primaria, 43.3%; secundaria, 18.6%; educación media superior 13.8% y 7.5% educación superior.
Círculo de pobreza
Llanos Guerrero, coordinadora del área de Educación y Finanzas Públicas de la asociación civil Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), alertó que mientras no se tenga un modelo de cómo atender a los niños y niñas en la situación actual tras el paso del huracán Otis habrá “mayores repercusiones, que se sumarían a las que dejó la pandemia’’.
El rezago educativo continuará, auguró, y lamentó que hasta el momento la SEP no se haya abocado a atender el problema educativo en Guerrero, y que la autoridad local apenas esté levantando el censo de las escuelas afectadas.
“Y ya van más de 10 días (desde que pasó el huracán) y aún no tenemos el inicio de cuándo esto se podrá reestructurar. Guerrero es un estado con mayor presencia de población en pobreza e indígena y las brechas para estos grupos vulnerables podría incrementarse desde el sector educativo”.
La interrupción de clases, dijo, no solo son conocimientos que no se van a aprender, sino que va “aunado a la situación de que muchas familias pudieran quedar sin empleo. Los niños pueden verse forzados a tener que trabajar y esto implicaría una deserción mayor en un estado con alta deserción escolar (…) Todo esto al final es una cadena, un ciclo y si un niño sale de la escuela se termina reproduciendo el círculo de pobreza”.
Seguridad estructural
Fernández consideró que la tragedia provocada por Otis debe dejar como lección “la necesidad de hacer construcciones con capacidad de resistencia para huracanes de esta magnitud”.
Y eso no se podrá hacer con el programa La Escuela es Nuestra, advirtió, que opera mediante la entrega directa de dinero a comités de padres de familia porque los papás y mamás podrán tener muy buena voluntad, pero no son asesorados técnicamente para hacer buen uso de los recursos públicos.
Ahora que el gobierno anunció más presupuesto para el citado programa, “vamos a ver si por fin hay una coordinación para saber cuáles son los planteles que se van a beneficiar”.
El Economista