PAN en el Congreso NL… que es un escándalo, dicen

Ahora sí que en el Congreso de Nuevo León, concretamente, en la bancada panista, ardió Troya y quedó demostrado, como muchas otras veces, que los “viajes de trabajo” a playas por parte de legisladores panistas acaban en tragedia.

Ya no nos queremos acordar de aquel escándalo que involucró, hace años, a otros legisladores panstas, que salieron filmados y salpicados en una bacanal que incluyó servicio de escorts en bikini y toda la cosa.

Pero lo de ahora es un presunto caso de violencia de género del cual resultó acusado el diputado local del partido albiazul de marras, un tal Gilberto de Jesús Gómez Reyes, del distrito 12, en Guadalupe, que si no ha sido por este escándalo, nadie sabría ni qué jabón lo patrocinaba.

Pues las primeras versiones que trascendieron ayer fue que Gómez Reyes habría lesionado a Ximena “N”, con quien se supone sostiene una relación sentimental, en un viaje que acabó en excursión de terror a las playas de Mazatlán.

Y aunque se dijo que tras los hechos, la joven intentó dejar del país por temor a represalias ya que habría sido amenazada por Gómez Reyes, ayer lo acompañó en una rueda de prensa en que se negó todo y en las cuales el legislador denunció ser víctima de un complot del gobernador Samuel García y de su secretario del Trabajo Federico Rojas Veloquio.

Gómez Reyes se quiso tirar al suelo y dijo que todo se debe a la posición que tomó por el tema de la designación del nuevo Fiscal General y que toooooooda la bancada del PAN lo respalda. También recordó algo que nadie sabía: él es presidente de la Comisión de Anticorrupción del Congreso.

La agresión, de la cual quedaron al menos presuntas copias de las radiografías y una foto del diputado de marras en bermudas naranjas, se registró el 21 de agosto pasado en el hotel Holiday Inn a Mazatlán.

El nada serio Eduardo Leal Buenfil, otro diputado panista del montón, sirvió de escudero (o patiño) a Gómez Reyes.

Y hay unos puntos que me gustaría señalar, viendo los toros desde la barrera:

1.- Con el escándalo y el intento de aclaración, los diputados están revictimizando a la presunta víctima y nadie dice nada.

2.- En estos casos no se precisa de denuncia, porque son hechos que se persiguen de oficio… Claro que esto es mucho pedir a un gobierno como el del estado de Sinaloa, y esa es la muestra de la calidad moral de nuestros legisladores que crean, aprueban y revocan leyes en nuestro estado.

3.- La dama en cuestión es ahora víctima de difamación porque el pelado ese que cobra como diputado, que se sepa, está casado con otra mujer… y en ningún momento negó que la presunta víctima lo acompañaba en el viaje a Mazatlán.

4.- Ni siquiera intentó demostrar porqué la habitación donde se supone ocurrieron los hechos y donde se encontraba la dama victimizada, estaba a nombre de él.

5.- Ni explica su presencia en el hospital donde recibió atención la muchacha, ataviado con los shorts en color llamativo.

6.- ¿En qué carácter estaba acompañado a la supuesta víctima? Es pregunta. ¿Es su amiga, compañera, una ciudadana en problemas, o todos los etcéteras? También es pregunta.

Lo cierto es que muchos como este diputado se creen intocables por ser querientes de los dueños de su partido político en Nuevo León.

Y son bravucones que toda la vida se la han pasado destrozando vidas y ahora sí resulta que se hacen las víctimas. Como diría el pastor (de chivas), ¡que no mam…!