¿Por qué Samuel les ganó la jugada a sus opositores del Congreso local? 

Samuel García diseñó su campaña a gobernador en contra del PRI y del PAN. Los tildó de “vieja política”. 

Un panorámico suyo simbolizó su narrativa: encorbatado, con las mangas arremangadas, Samuel empujaba las siglas de esos partidos hacia afuera del panorámico, directo al vacío. 

De todos modos, la “vieja política” se agenció las comisiones-clave del Congreso local. Sin embargo, para no desentonar con la voluntad de los electores, la oposición decidió sumarse de cuajo a la agenda del gobernador. 

Sin embargo, cuando los opositores legislativos negocian, siempre deben llevar bajo el brazo una agenda alterna de confrontación. 

O en su defecto, deben dividirse la chamba: algunos dando la mano abierta a Samuel, y otros  mostrándole el puño cerrado.  

Pero no. Por flojera, por incompetencia, por soberbia, o porque creían que tenían a Samuel como tuvieron al Bronco bailando al son que ellos le tocaban, prefirieron llevar la fiesta en paz. 

Dejaron pasar varias oportunidades para criticar,  objetar o condenar al gobernador. Ellos tenían la sartén por el mango. ¿No? Ellos eran el poder detrás del trono. ¿No? Ellos eran los jefazos. ¿No?

Pues no. Ni siquiera se les ocurrió nombrar a un vocero de su coalición opositora; una voz que ventilara a nombre de todos, sus señalamientos críticos. Hasta ese discurso de confrontación se los ganó Waldo Fernández. 

De manera que, sin vocero, sin agenda alterna, sin narrativa opositora, sin calidad moral, y sin tiempo para enderezar su barca, el PAN de la Santísima Trinidad cayó redondito en el cepo que les tendió MC y no pudieron evitar la desbandada de militantes. 

Lo único que se les ocurrió entonces fue improvisar a un vocero de la vieja guardia. Entró al quite el ex gobernador Fernando Canales publicando un texto mal escrito, con faltas ortográficas, enredado, nostálgico y lo peor: circulando en grupos de WhatsApp. 

Samuel le respondió por la misma vía, a los pocos minutos y con más gracia. 

Luego, los diputados locales tuvieron la “maravillosa” idea de tomarse de nuevo la foto como coalición opositora. Arrejuntados frente a la cámara, con cara de: “Vamos todos juntos ya contra Samuel”, metieron de nuevo la pata. 

¿Qué provocaron con esa foto? El chiste se cuenta solo. Nos hicieron recordar aquel panorámico de la campaña pasada: Samuel encorbatado y con las mangas arremangadas, empujando a la vieja política al vacío. 

Me dice un amigo panista que MC no debería cantar victoria; que el PAN pronto se saldrá con la suya. Lo dudo mucho. 

Si le quieren quitar por la mala al gobernador el SAT estatal y la Unidad de Inteligencia Financiera y Económica (UIFE), el gobernador podrá vetarles esa nueva ley y regresarla al Congreso local para tener que ser aprobada otra vez por las dos terceras partes. 

O el Ejecutivo Estatal podrá apelar al recurso de la Controversia Constitucional. Dicho de otro modo, salidas las hay. 

Así que más les vale a los panistas repelones olvidarse de sus amenazas del tipo: “o nos regresan a nuestros alcaldes o les quitamos la UIFE”, y dejen de creer que podrán tapar la grieta de su balsa, sacando el agua a cubetazos. 

Cuando las balsas se hunden en el río, mínimo se mojan todos los que van arriba. Eso ya no tiene remedio.