LONDRES (AP) — El primer ministro británico Boris Johnson anunció el jueves su renuncia después de que gran cantidad de altos funcionarios gubernamentales dejaron sus puestos por el escándalo más reciente en que se vio envuelto, poniendo fin a tres años tumultuosos en los que el mandatario encaró una falta de ética tras otra.
Meses de actitud desafiante concluyeron casi con un encogimiento de hombros, al plantarse Johnson frente al número 10 de Downing Street y reconocer que su partido quería que se fuera.
“Así están las cosas”, declaró.
El político impetuoso de 58 años, que sacó a Gran Bretaña de la Unión Europea y la condujo a través de la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania, cayó debido a la acumulación de escándalos, el último de los cuales fue su nombramiento de Chris Pincher, un legislador que había sido acusado de conducta sexual inapropiada.
El primer ministro no se fue de forma sencilla. Johnson renunció inmediatamente a ser el líder del Partido Conservador, pero dijo que seguirá siendo primer ministro hasta que el partido elija a su sucesor. El cronograma para ese proceso será anunciado la semana próxima. La pasada puja por el liderazgo del partido tardó seis semanas en resolverse.
Pero muchos quieren que se vaya ya. Algunos miembros de su partido han expresado temor de que Johnson pudiera hacer de las suyas incluso siendo primer ministro interino.
“Es muy difícil ver cómo Boris Johnson, dado el carácter que tiene, va a poder gobernar durante tres meses en discreta humildad y contrición”, dijo George Freeman, que renunció al puesto de ministro de ciencia el jueves.
Entre los posibles candidatos para suceder a Johnson están el exsecretario de Salud Sajid Javid; el exjefe del Tesoro Rishi Sunak; la exsecretaria de Asuntos Exteriores Liz Truss, y el secretario de Defensa, Ben Wallace.
Unos 50 secretarios del gabinete, ministros y funcionarios de menor nivel renunciaron al gobierno en los últimos días debido al escándalo más reciente, con frecuencia acusando al primer ministro de carecer de integridad.
Las renuncias masivas provocaron un estancamiento en las labores de algunas comisiones parlamentarias porque no había ministros disponibles para hablar en nombre del gobierno.
Johnson se aferró al poder durante días, diciéndole desafiantemente a los legisladores el miércoles que él tenía un “mandato colosal” de los electores e intenciones de seguir con las labores de gobierno.
Pero el jueves por la mañana se vio obligado a reconocer la derrota después de que uno de sus aliados más cercanos, el recién nombrado jefe del Tesoro Nadhim Zahawi, le dijo públicamente que renunciara por el bien del país.
“En los últimos días intenté convencer a mis colegas de que sería caprichoso cambiar gobiernos cuando estamos dando tantos resultados y cuando tenemos un mandato tan vasto”, manifestó Johnson. “Lamento no haber sido exitoso en esos argumentos, y desde luego que es doloroso no poder supervisar yo mismo la realización de tantos proyectos e ideas”.
Dijo que “está clara ahora la voluntad de los representantes del Partido Conservador en el Parlamento de que debería haber un nuevo líder de ese partido y por lo tanto un nuevo primer ministro”.
Sus críticos dijeron que el discurso mostró que Johnson siguió negándose a admitir sus errores y a asumir responsabilidad por ellos.
Al enterarse de la noticia de su renuncia, muchos británicos se dijeron aliviados y sorprendidos, dado el hábito del premier de aferrarse a sus puntos de vista.
“Se sentía como si él pudiera simplemente seguir adelante y seguir ignorándolas (las exigencias de que renunciara), así que me sentí un poco sorprendido esta mañana cuando lo vi en mi teléfono”, dijo Himmat Dalyway, un corredor de inversiones de veintitantos años, afuera de la estación del tren subterráneo en Londres. “¿Usted aún está 100% seguro de que se va?”
Mientras convocaba a su gabinete para una reunión después de anunciar su renuncia, Johnson prometió no hacer olas en las semanas que le quedan en el puesto. Le dijo a sus integrantes que el gobierno no “buscaría implementar nuevas políticas ni hacer cambios de envergadura en la dirección” del país.
Fue una derrota humillante para Johnson, que no sólo logró concretar el Brexit sino que también recibió el crédito de desarrollar una de las campañas de vacunación más exitosas del mundo para combatir el COVID-19.
Pero el líder perpetuamente despeinado conocido por responderle a sus críticos con grandilocuencia y bravuconadas también se vio agobiado por alegatos de que se comportó como si él estuviera por encima de las reglas.
Logró permanecer en el poder a pesar de acusaciones de que era demasiado cercano a los donantes del partido, de que protegía a sus simpatizantes de denuncias de corrupción e intimidación, y de que engañó al Parlamento acerca de fiestas en oficinas del gobierno en las que se violaron las normas del confinamiento por el COVID-19.
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