¿Puede el “hongo zombi” Cordyceps de la serie “The Last of Us” afectar al humano? Esto es lo que dice la ciencia al respecto

(CNN Español) — El videojuego y la posterior serie «The Last of Us» tienen a sus usuarios pensando en si esa situación podría ocurrir en la vida real.

En la serie, que se transmite en HBO Max —parte de Warner Bros. Discovery, nuestra empresa matriz—, el hongo Cordyceps se transmite de humano a humano a través de un mordisco y hace que su huésped se convierta en un zombi rápido y agresivo. En la vida real, el hongo solo afecta a insectos.

El Dr. Huerta nos explica los detalles en este episodio. El consultorio está abierto, ¡bienvenido!

Hola, bienvenidos a este nuevo episodio de En consulta con el doctor Elmer Huerta, tu podcast favorito de salud por CNN en Español. Te saluda el doctor Huerta, espero que estés bien.

Los «hongos zombis»: del mundo real a la ciencia ficción

En el episodio de hoy vamos a examinar algunos aspectos científicos relacionados a los llamados “hongos zombis” y otros microorganismos que tienen la capacidad de cambiar el comportamiento de los huéspedes a quienes infectan.

Si eres aficionado a las series de televisión, es posible que últimamente hayas prestado atención a una serie llamada “The Last of Us” que podría traducirse libremente como “El último de nosotros”.

La serie de nueve episodios en la plataforma HBO Max es la adaptación cinematográfica de un juego electrónico del mismo nombre creado en el año 2013. En la producción se describe la vida en un mundo apocalíptico en el que la humanidad fuera casi exterminada luego de una pandemia causada por un hongo.

En la serie, las personas infectadas por el hongo se transforman en una especie de zombis agresivos en quienes el hongo crece dentro de ellos. Ellos tratan de morder a otras personas para transmitirles la infección.

Lo interesante de la serie, y la razón de hacer este episodio en un podcast de ciencia y medicina, es que el hongo en cuestión —llamado cordyceps— es real.

Desde hace mucho tiempo se sabe que es capaz de infectar a diversas especies de insectos. Se ha demostrado que este hongo cambia su comportamiento después de crecer dentro de ellos, razón por la que fueron bautizados como “hongos zombis”.

Debemos aclarar que los expertos coinciden en que no se han registrado infecciones por estos hongos en los seres humanos. Es muy poco probable que esto suceda por la enorme diferencia entre la estructura del ser humano con la de los insectos.

Sin embargo, es interesante examinar el mecanismo por el cual los hongos cambian el comportamiento de los insectos, debido a que algunas sustancias químicas del hongo podrían tener aplicación en la medicina.

¿Qué son los hongos Cordyceps?

Los hongos Cordyceps constituyen una familia de decenas de especies que son consumidas por algunas culturas asiáticas como alimento y que han sido muy estudiadas por el tipo de infección que causan en las hormigas carpinteras.

Las hormigas se infectan a través de las esporas de los hongos que se encuentran en el medio ambiente, que crecen dentro de su cuerpo en un lapso de 24 a 48 horas y que en dos o tres semanas se diseminan dentro de él.

De acuerdo con Rebeca Rosengaus, profesora asociada de ciencias marinas y ciencias ambientales de la Universidad Northeastern, el hongo produce neurotoxinas o neuromoduladores que cambian la neurobiología del insecto, convirtiéndolo básicamente en un organismo zombi.

Del mismo modo el entomólogo, David Hughes, que trabajó como consultor en el juego “The Last of Us”, dice que el hongo rodea los músculos del insecto, afectando sus neuronas motoras, convirtiéndolo en una marioneta.

El efecto de esos hongos en las hormigas

Ese cambio de comportamiento de la hormiga es extraordinariamente sorprendente, pues en cierto momento de la infección, la hormiga zombi busca una rama que se encuentre exactamente a 25 centímetros de una colonia de hormigas. Al llegar a ese punto, que se supone tiene la temperatura y humedad más propicia para el desarrollo del hongo, la hormiga clava sus mandíbulas en la vena de la hoja y se ancla en ese lugar, observándose luego una impactante escena que parece de ciencia ficción.

Poco a poco, de la cabeza de la hormiga, empieza a salir el hongo Cordyceps. Una especie de gusano con el extremo dilatado a modo de una fruta llena de semillas es visible. De ahí salen miles de esporas que caen sobre la colonia de hormigas situada debajo de la hormiga muerta para infectarlas, o que son llevadas por el viento para infectar otras colonias alejadas.

La inteligencia de las hormigas es tal que las obreras están constantemente vigilando la presencia de hormigas zombis. Las «zombis» son reconocidas porque -al estar infectadas- adquieren un comportamiento antisocial, completamente diferente al de los demás miembros de la colonia. Al reconocerlas, las obreras arrastran a las hormigas infectadas lejos de las colonias para que mueran allí y así evitar la infección.

Dicho evento natural está perfectamente documentado y estudiado. Habiéndose visto, como hemos dicho, que los hongos contienen varios compuestos químicos, entre ellos nucleósidos, péptidos cíclicos, esteroles, flavonoides, alcaloides y diversos polisacáridos, a través de los cuales ejercerían sus efectos sobre el insecto infectado.

Una de esas sustancias presentes en el hongo zombi, la cordicepina —que químicamente es un análogo nucleósido— está siendo estudiada en el laboratorio para determinar su uso en la medicina humana.

La cordicepina y el uso en los humanos

Al respecto, en un estudio publicado en la revista Molecules de septiembre de 2021, investigadores del Reino Unido hacen una extensa revisión de la literatura médica sobre las propiedades de la cordicepina.

Después de identificar 1.204 publicaciones, los investigadores determinaron que 791 eran de calidad suficiente para ser consideradas en la revisión. En 150 estudios en animales determinaron que la cordicepina demostró algunos efectos terapéuticos potenciales. Estos incluyen:

  • Reducción del crecimiento tumoral en 37 artículos,
  • Disminución del dolor y la inflamación en 9 artículos,
  • Protección de la función cerebral en 11 artículos,
  • Mejora de la función respiratoria y cardíaca en 8 y 19 artículos respectivamente,
  • Y mejora de los trastornos metabólicos en 8 artículos.

Los autores concluyen que al desconocerse el mecanismo de acción de la cordicepina y el modo en que esa sustancia se distribuye en el organismo, es prematuro todavía ser optimista, sin embargo, merece ser investigada más a fondo.

A propósito, durante la pandemia, la cordicepina fue estudiada como un posible tratamiento contra el SARS CoV-2, tanto por sus propiedades de inhibición de replicación del virus, como por un probable efecto protector del cerebro y los pulmones durante covid-19.

El hecho de que una sustancia química, derivada de un hongo zombi tan extraño pueda ser útil al ser humano no debe llamar la atención.

Recordemos que la psilocibina y el LSD -sustancias alucinógenas que se han estudiado ampliamente en los últimos años para tratar la depresión y otros trastornos de la salud mental- son sustancias químicas derivadas de los hongos. Del mismo modo, el antibiótico penicilina, descubierto de manera casual por el bacteriólogo escocés Alexander Fleming en 1928, es también un producto derivado de un hongo, el Penicillium notatum.

¿Qué otros factores cambian el comportamiento en animales?

Pero los hongos no son los únicos microorganismos que causan cambios en el comportamiento de los animales.

Desde hace mucho tiempo se sabe que el parásito Toxoplasma gondii, que se reproduce en el intestino de los gatos tiene extrañas propiedades cuando infecta a los ratones.

Al parecer el ratón infectado con Toxoplasma desarrolla lesiones cerebrales que le cambian completamente el comportamiento. Esto ocurre a través de un mecanismo inflamatorio, aunque es posible también que sea a través de sustancias químicas o una reacción inmunológica.

Normalmente, los ratones son animales muy cautos, cuidadosos y temerosos que huyen de ciertos ambientes y olores que pueden indicar un peligro para su integridad.

Pero de manera sorprendente, los ratones infectados con Toxoplasma pierden ese temor y se vuelven muy curiosos. Pierden el miedo y se exponen no solamente a los gatos, sino a mucho otros animales que se los comen.

Se piensa que ese cambio en el comportamiento de los ratones tendría como finalidad que el Toxoplasma pueda infectar a otros animales, muy especialmente a los gatos, animales en cuyo intestino se reproduce.

Es precisamente por ese tipo de observaciones que se ha postulado que la esquizofrenia estaría relacionada a la infección por el Toxoplasma .

El Toxoplasma y la esquizofrenia… ¿hay una relación?

A pesar de que hay más de 100 estudios que relacionan la infección por Toxoplasma con esquizofrenia, debido a la rareza de esta enfermedad, es muy difícil estudiar esa correlación y concluir que hay una relación de causa efecto.

Eso es especialmente difícil porque es complejo demostrar que la infección por Toxoplasma precedió al diagnóstico de esquizofrenia.

Sin embargo, un estudio publicado en 2019, en más de 80.000 donantes de sangre en Dinamarca, ha encontrado que el riesgo de desarrollar esquizofrenia fue 2.7 veces mayor en personas que se infectaron antes de la aparición de la enfermedad.

A pesar de que la relación entre toxoplasmosis y esquizofrenia todavía no es definitivamente clara, la toxoplasmosis humana es una enfermedad real, capaz de producir múltiples complicaciones en el organismo, especialmente en mujeres embarazadas, en quienes puede causar parto prematuro y ocasionar ceguera y retardo mental en los bebés.

La prevención consiste en hacer examinar periódicamente a nuestros gatos, especialmente si permitimos que salgan fuera de la casa. Los gatos se contagian con el Toxoplasma al comer alimentos contaminados fuera de la casa.

En resumen, con la licencia cinematográfica de eliminar del guion el hecho científico de que el hongo se contagia a través de las esporas (lo han cambiado por mordiscos), la serie “The Last of Us” tiene algunos elementos científicos reales, los que nos hacen reflexionar acerca del delicado y muchas veces desconocido equilibrio entre los seres vivos que habitamos el planeta.

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