Tormenta de Meteoros: el fenómeno 1,000 veces más intenso que la lluvia de estrellas y cuándo será la próxima

“Durante cuatro horas, el cielo se cayó y una tormenta de estrellas iluminó la noche como si fuera de día”: así son las tormentas de meteoros.

Cada año, la Tierra atraviesa algunas regiones de su órbita alrededor del Sol donde las nubes formadas por restos de partículas dejadas por cometas son especialmente intensas.

Cuando estos fragmentos de hielo, rocas y polvo que pierden los cometas al acercarse al Sol entran a la atmósfera terrestre, la fricción provoca que se calienten súbitamente, hasta alcanzar los 6 mil grados Celsius. Entonces los meteoros se encienden y durante fracciones de segundo, se pueden ver recorriendo el cielo nocturno como una estrella fugaz antes de desintegrarse.

Aunque en cualquier noche despejada con un poco de suerte es posible ver una estrella fugaz, las posibilidades se multiplican cuando nuestro planeta atraviesa el punto más denso de las regiones con nubes de desechos cósmicos: entonces ocurre una lluvia de estrellas.

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El Centro de Información de Meteoros de la Unión Astronómica Internacional (IAU) tiene registro de 112 lluvias de estrellas bien establecidas que suceden año con año y provienen de un radiante identificado; sin embargo, apenas una decena son suficientemente intensas en su pico máximo de actividad para producir más de 20 meteoros por hora y convertirse en un espectáculo astronómicopopular alrededor del mundo.

‘La noche en que el cielo se cayó’: la tormenta de meteoros de 1833

Las tres lluvias de estrellas más intensas y populares en el año son las Eta Acuáridas que ocurren a principios de mayo y alcanzan unos 60 meteoros por hora, seguidas por las famosas Perseidasque alcanzan su máxima actividad a mediados de agosto (110 meteoros por hora) y las Gemínidas, que despiden el año con más de 140 meteoros por hora.

Sin embargo, existe otro fenómeno que multiplica la intensidad de las mejores lluvias de estrellas: las tormentas de meteoros.

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Grabado de 1833 de la tormenta de meteoros sobre una población rural. Ilustración: Getty Images

El primer registro de una tormenta de estrellas ocurrió en el año 902, cuando un grupo de astrónomoschinos observó en Egipto e Italia que las estrellas “caían como lluvia” durante la madrugada desde la constelación de Leo.

El fenómeno volvió a repetirse en 1799 y fue captado por Humboldt en Venezuela, quien describió como “​​millares y millares de estrellas fugaces y bólidos de fuego cayeron durante cuatro horas consecutivas”, dejando el primer precedente para comprender de mejor forma su origen y aparición.

34 años más tarde, la madrugada del 12 de noviembre de 1833, decenas de miles de personas fueron testigos de una tormenta de meteoros que causó conmoción en la costa este de los Estados Unidos: las crónicas de los diarios al día siguiente coincidían en que desde la medianoche y hasta el amanecer, una cantidad extraordinaria de meteoros “iluminó la noche como si fuera de día”, provocando fascinación y miedo por igual.

La tormenta fue útil para definir el origen de la lluvia de estrellas más intensa de noviembre: debido a que los observadores de todo el mundo coincidieron que la mayoría de meteoros provenían de la constelación de Leo, esta constelación se fijó como el radiante y desde entonces, se les conoce como Leónidas.

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Se cree que la tormenta de meteoros de las Leónidas en 1833 produjo un máximo de hasta 100,000 meteoros por hora, un espectáculo astronómico sin comparación cuando se trata de lluvias de estrellas.

¿Cada cuánto ocurre una tormenta de meteoros?

A partir del suceso del 12 de noviembre de 1833, el interés por comprender el origen y la periodicidad de los meteoros aumentó y 33 años más tarde, los astrónomos Ernst Tempel y Horace Tuttle observaron un cometa nunca antes visto, que bautizaron Tempel-Tuttle.

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Grabado de 1833 que describe la tormenta de meteoros de las Leónidas sobre las cataratas del Niágara. Foto: Universal History Archive/Universal Images Group via Getty Images

Después de realizar observaciones durante semanas, calcularon que el periodo de este cometa alrededor del Sol completaba una órbita cada 33 años. Entonces sugirieron que la extraña coincidencia entre el cometa y las tormentas de meteoros se debía a que en realidad el Tempel-Tuttle era el cuerpo progenitor de las Leónidas; es decir, que los fragmentos dejados en su último paso alrededor del Sol eran los responsables de las tormentas de meteoros.

Desde entonces, se sabe que distintos cometas son los cuerpos progenitores de las lluvias de estrellas más populares de la actualidad; no obstante, el cálculo de la próxima tormenta de meteoros es variable y depende de condiciones tanto atmosféricas como espaciales.

Se calcula que la última tormenta de las Leónidas ocurrió en 1999, de modo que con un poco de suerte y cielos despejados, los restos del Tempel-Tuttle iluminarán la noche de noviembre de 2032, provocando una poderosa tormenta de meteoros.

 

 

 

 

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