Torruco, el primer despido de AMLO

Parece que hay una competencia entre los principales miembros del gabinete del presidente López Obrador para ver quién es más incapaz. Unas veces es Javier Jiménez Espriú, titular de SCT; otras Rocío Nahle, de Energía; o María Luisa Albores, de la Secretaría del Bienestar; o quizá Irma Eréndira Sandoval, de la Función Pública. Cuando parecía que entre ellos estaría el primer corrido de la 4T, Miguel Torruco los rebasa a todos por la izquierda y se lleva la distinción, alcanzada por méritos propios.

Después de que los empresarios del sector y prestadores de servicios turísticos esperaron por semanas la presentación de la Estrategia Nacional de Turismo, se llevaron el chasco de su vida, al constatar que ésta más bien resultó ser una apología al prócer tabasqueño y ejemplo de adoctrinamiento político sobre la mal llamada cuarta transformación.

La molestia del jefe del Ejecutivo federal no se ocultó, a grado tal que de inmediato giró indicaciones para retirar de circulación el video que pomposamente Torruco presentó a la industria.

En el turismo, actividad que se antoja de las más relevantes para la economía del país, las cosas no pueden ir peor, ya que, primero con la cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco y después con la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), se le dio el tiro de gracia, no a Sectur, sino a miles de mexicanos que trabajan en el sector y que representa la única actividad digna y honrada que se puede realizar en varias entidades del país, como Guerrero, Oaxaca, Baja California, Sinaloa, los estados del centro del país, y en general todas aquellas entidades azotadas por el hampa.

Las decisiones que en menos de 100 días se han tomado en la industria, han colocado a una potencia mundial en turismo en una posición regresiva en el top de los países más relevantes.

Si esto fuera poco, el titular de Sectur no tuvo empacho en canalizar los esfuerzos institucionales en la elaboración del video promocional de AMLO, en lugar de hacer algo para evitar la debacle.

“Ya lo mandé bajar, porque no somos lo mismo”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador sin cuestionamiento de por medio en su acostumbrada conferencia mañanera, al referirse al video que un día antes Miguel Torruco presumió en redes sociales y en toda clase de pantallas con supuestos fines de promoción turística, pero que no es otra cosa más que una burda acción de proselitismo con fines políticos-electorales.

El video a todas luces está fuera de la ley. Esta observación se puede hacer desde cualquier trinchera informativa y sin tener algún interés partidista, porque se trata de un promocional de tipo político que por ilegal debe ser sancionado. Aquí no se trata de ser o no iguales con respecto a otro equipo administrativo, no, aquí lo que se debe observar es el respeto a la ley; y si de desconocimiento se trata, pues esto también prevé su sanción.

Cuando decimos que hay una falta nos referimos al uso de recursos públicos en acciones de proselitismo político y no a la promoción turística, o difusión de programas de gobierno, o la presentación de las estrategias del sector, líneas que por ningún lado se perciben en el video.

“No somos iguales”, dice el presidente de la República refiriéndose sin duda a administraciones pasadas, y tal vez tenga razón, pero de no existir una sanción administrativa más allá del apercibimiento público, la separación, pues, las cosas estarán igual o peor.

Si el presidente quiere enmendar la plana y con hechos demostrar que es diferente a otros gobiernos, de inmediato tiene que remover de su cargo a Torruco.

Fuente: El Financiero