Tres libros para conocer de cerca la tradición mexicana del Día de Muertos

Estas obras de la literatura demuestran la riqueza cultural de México con respecto a la idea de la muerte, su celebración prehispánica y la mezcla multicultural que ha dado como resultado una celebración que se ha convertido en el referente mundial mexicano.

En torno a la cultura y las tradiciones mexicanas la muerte es uno de los elementos más recurrentes en pinturas, obras de teatro y producciones audiovisuales en las que se exalta lo especial y el cariño que se le guarda al mito de los que ya dejaron este mundo. La celebración de Día de Muertos encuentra su origen en las creencias milenarias de las culturas indígenas, influenciadas por la cosmología de los Aztecas Mexicas. En la cultura azteca la muerte siempre era un estado provisional y las almas de los difuntos regresaban entre los primeros días de octubre a visitar a los vivos.

La llegada de estas almas era anunciada con el cambio de estación y los vientos helados que recorrían y erizaban la piel de los habitantes, esta era la señal para preparar una serie de preparativos y ofrendas para recibir a los visitantes, quienes cuentan con el permiso de diosas y dioses del inframundo para que, solo por esas fechas, los muertos deambularan por el mundo.

Uno de los primeros hombres en documentar estas costumbres fue fray Bernardino de Sahagún. En sus textos plasmó las ideas de los ancestros, que creían que el morir no es una forma de perecer, sino de comenzar de nuevo a vivir; la muerte es un ciclo constante, idea que, con el tiempo, se romantizó y le dio paso a una tradición arraigada en las venas mexicanas.

Las creencias prehispánicas se mezclaron con las intervenciones del catolicismo y dieron como resultado una evolución de esta tradición que peculiarmente se celebraba en las mismas fechas que El Día de Todos los Santos. Las ofrendas se encuentran compuestas de canastas de frutas, platillos típicos, flores de cempasúchil, veladoras, fotografías de los difuntos, bebidas, agua, sal y copal, elementos que tiene un significado casi mágico o que guarda relación al ofrendado. En la madrugada del 1 de noviembre regresan las almas jóvenes, niños que perdieron la vida a temprana edad y el día 2 regresan todos los demás abuelos, padres e hijos. Esta tradición ha inspirado a escritores que plasman esta realidad mexicana en obras de la literatura, hoy traemos tres oportunidades para conocer de cerca esta festividad:

LA IDEA DE LA MUERTE EN MÉXICO

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[”La idea de la muerte en México”, de Claudio Lomnitz, pueden comprarse, en su versión digital, en Bajalibros.com clickeando acá]

En este libro el antropólogo y escritor Claudio Lomnitz documenta la historia social, cultural y política de la muerte y cómo una nación la convirtió en un símbolo y referente de su cultura. Es un examen de la historia y del símbolo de la muerte. El texto se refiere a la comprensión y el singular empleo que hacen los mexicanos de la imaginería de la muerte. Un texto que contrasta con los paradigmas europeos o estadounidenses contemporáneos, cuya negación de la muerte impregna sus culturas.

Lomnitz muestra en el texto cómo se ha romantizado la idea de la muerte y acerca al lector a la familiaridad cultural de la celebración. El escritor dibuja un recorrido que va de la España medieval a la América precolombina, del México colonial al independiente, pasando por su transición reformista, su pasado revolucionario e institucional al México actual, un recorrido de la “buena muerte” hasta el arraigo dogmático de la Santa Muerte. Todo para mostrar el origen, el significado y la importancia que impera en los vivos sobre los muertos en México.

LA MUERTE ENTRE LOS MEXICAS

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[”La muerte entre los mexicas”, de Eduardo Matos Moctezuma, pueden comprarse, en su versión digital, en Bajalibros.com clickeando acá]

Esta novela histórica escrita por Eduardo Matos Moctezuma hace un riguroso análisis de la cosmovisión de los pueblos Nahuas y las resonancias con el panorama actual mexicano. El autor detalla cómo para los mexicas la muerte era un marcador que definía el siguiente destino de las entidades anímicas; ellos veían en este fenómeno natural un paso transitorio en un ciclo que se encontraba dentro de un sistema universal.

En “La muerte entre los mexicas” el escritor rescata la idea que permanecía en aquel sistema de creencias. Expone la idea sobre el inframundo o Mictlán, hasta alguna de las moradas para los muertos como Tlalocan, el paraíso terrenal. Reconstruye a toda esta mitología desde la observación de los ciclos vitales de la agricultura y los astros. Así mismo retrata todo el sincretismo que se desató después de la Conquista, símbolos, rituales y formas de entender al mundo que continúan en el México actual.

Eduardo Matos Moctezuma incluye en este libro mitos Mexicas Mayas, los cuales son enfrentados a narraciones sumerias, grecorromanas o renacentistas, es por medio de diversas comparativas que saca a la luz el tejido constante que permanece en torno a la muerte y el Día de muertos. Tejido que se sigue enriqueciendo de nuevos hallazgos arqueológicos y el amor de los mexicanos a su país, sus tradiciones.

LA MUERTE ME PELA LOS DIENTES

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En el libro “La muerte me pela los dientes” el escritor Sergio Gaspar Mosqueda hace un repaso de la historia y la particular relación que el mexicano ha establecido con la muerte desde tiempos inmemoriales. Detalla cómo la carcajada es la manera nacional de encarar a la huesuda, pero también es un acto desafiante. Son muchas las culturas que rinden homenaje a sus fallecidos y el autor dibujan la peculiaridad e importancia del Día de Muertos que se festeja en todo el territorio mexicano y se ha convertido en un referente mundial de dicho país, una celebración que se ha extendido a Centroamérica y algunas comunidades hispanohablantes de Estados Unidos.

Gaspar Mosqueda hace un recorrido por la riqueza cultural, los sabores y los colores de esta festividad, la cual es festejada de diversas formas en cada estado de la República Mexicana, el autor pinta paradas por estos lugares para demostrar como las tradiciones indígenas se han mezclado con diversos elementos de otras culturas, un viaje en que demuestra porque la calaca nos pela los dientes.

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