Algo que vale la pena leer

Los Ladrones del Cordero Místico

No se trata de pintar la vida, se trata de hacer viva la pintura.

Cézanne

El retablo de Gante, la «Adoración del Cordero Místico», o también conocido como «Altar de Gante», es un políptico de doce tablones pintados al óleo por los hermanos Hubert y Jan van Eyck. Hubert lo iniciaría por encargo, y tras su fallecimiento en 1426, Jan retomó el trabajo concluyendo la obra en 1432. Actualmente permanece en la Catedral de San Bavón, en Gante, Bélgica. Las pinturas que componen la obra obedecen a la temática religiosa que va desde la representación de Adán y Eva a la anunciación de la Virgen, siendo el tema central la adoración del Cordero de Dios.  

Sin embargo, a lo largo de sus 588 años de existencia la obra ha sido robada trece veces, vendida ilegalmente, sustraída por Napoleón o el régimen Nazi, incluso ha sufrido la censura de otras épocas y sociedades que, escandalizadas por el desnudo, ocultaron sin más el original para reemplazarlo con una copia «vestida».

Cada escena posee un realismo artístico notable y detallado cargado de un simbolismo evidente y una serie de mensajes codificados; de ahí que para muchos, el retablo represente un posible secreto revelado. De hecho actualmente, uno de los tablones permanece perdido, el que corresponde a la sección de «Los Jueces Justos», desaparecido en 1934 y en su lugar se encuentra una copia hecha en 1945. 

Llevada recientemente a un meticuloso proceso de restauración, la obra sigue generando polémica, ya que sigue escondiendo secretos bajo varias capas de pintura superpuesta con el paso de los años.  

Para ahondar en esta fascinante historia, hay que leer el libro «Los ladrones del Cordero Místico», del escritor estadounidense Noah Charney, publicado por la editorial Ariel. Charney hizo su debut literario con mucho éxito en el año 2007 con su primer libro «El Ladrón de Arte» y actualmente se encuentra al frente de la Asociación para la Investigación de Delitos contra el Arte (ARCA). 

Una recomendación de lectura atrayente para quienes gustan del testimonio y la leyenda, porque como bien diría Francisco Umbral, «Es la pintura la gran pizarra de la historia».

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.