El libro ideal es la fortuna del niño
Desde muy temprana edad nació mi afición por la lectura y estoy convencido de que, un factor fundamental fue leer los libros precisos y adecuados para cada momento de vida. Hoy sabemos que resulta muy difícil motivar a un niño de 8 o 10 años con lecturas clásicas que un adulto disfrutaría mejor, “La Ilíada”, “Los Miserables” o “El Quijote” son algunos ejemplos de ello.
Sin embargo, si ponemos en manos de la infancia un mapa de aventuras para viajar por el mundo recorriendo selvas, desiertos y mares a través de la imaginación, el afecto y la pasión por la lectura de un buen libro quedarán motivados desde la primera a la última página. Emilio Salgari, es capaz de hacerlo con su famosísimo personaje “Sandokán, el Tigre de Malasia”, quien a través de una saga de 11 novelas entre las que destacan “El rey del mar”, “Los misterios de la jungla negra”, “Los dos tigres” o “El falso brahmán”, nos lleva a vivir un sinfín de intensas emociones y a sentirnos parte de su tripulación pirata.
¿Qué niño no es explorador por naturaleza? Entonces, una narrativa apasionante que nos lleve a descubrir mundos perdidos la encontraremos en “Las minas del Rey Salomón” o “Las Aventuras de Allan Quatermain” de Henry Rider Haggard. Si por el contrario, nos apasionan más las aventuras citadinas, “Tom Sawyer” o “Huckleberry Finn” de Mark Twain son dos lecturas que no podremos olvidar tan fácilmente.
Publicada en 1903, “La llamada de lo salvaje” es otra de las historias más leídas del novelista americano Jack London, al igual que su épica “Colmillo Blanco”. Ambas lecturas en las que somos testigos de momentos de vida en los que preponderan la valentía, el honor y la amistad.
Incentive la lectura en sus hijos, porque como bien dice la máxima: Un niño que lee será un adulto que piensa.
“Aprender a leer es encender un fuego, cada sílaba que se deletrea es una chispa, una chispa de magia cuya duración es la vida misma”. Víctor Hugo.
Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.