Apollo 11: qué fue lo primero que dijo el segundo hombre que pisó la Luna y otras historias poco conocidas de la gran hazaña

«Elegimos ir a la Luna, no porque sea fácil, sino porque es difícil», declaró el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy en septiembre de 1962.

La frase fue una de las que quedaron en la memoria de su generación y las siguientes relacionadas con el histórico evento.

Pero aquella meta iba acompañada de un plazo: llevar un hombre a la Luna y traerlo de vuelta a la Tierra debía lograrse antes de que terminara esa década.

Kennedy, asesinado en 1963, nunca supo si su país ganaría esa «carrera espacial» contra su archirrival, la Unión Soviética, que ya había marcado dos hitos al poner en órbita el primer satélite (el ‘Sputnik’, en 1957) y, más grave aún, al enviar al primer hombre al espacio (Yuri Gagarin, el 12 de abril de 1961).

En plena Guerra Fría, EE.UU. necesitaba que su primer paso en ese escenario fuera de tal magnitud que igualara o sobrepasara los que había dado Moscú.

convertirse en el primer hombre en pisar la Luna.

La frase que pronunció al apoyar el pie izquierdo en la superficie de nuestro satélite natural se convirtió en una de las citas más conocidas de toda la historia: «Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad».

Pero Armstrong no iba solo. En la arriesgada misión Apollo 11 lo acompañaron Michael Collins y Edwin «Buzz» Aldrin.

Aunque Collins no estaba en el módulo lunar que aterrizó en la Luna (pues solo había espacio para dos astronautas), Aldrin, el piloto, sí estaba ahí y también se bajó a admirar el paisaje.

¿Qué dijo él cuando pisó la Luna?

Ese es uno de los detalles no tan conocidos pero interesantes y divertidos de la misión que hace 50 años realizó un sueño compartido desde el inicio de los tiempos.

1. Por si acaso I

Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionYa en los años 4000-3000 a.C. los comerciantes de Babilonia conocían los «contratos de fondos». Bajo esos contratos, se otorgaban préstamos pero si el barco se perdía en el mar, no tenía que reembolsarse. Los intereses del préstamo cubrían el riesgo del seguro.

A pesar de que los seguros nacieron para indemnizar a quienes se arriesgaban a emprender viajes por los mares del mundo, las firmas aseguradoras se mostraron reacias a brindarle sus servicios a otros viajeros: los del espacio.

La aventura les pareció demasiado peligrosa.

NASA les dio a los astronautas un seguro de vida básico, pero Armstrong, Aldrin y Collins seguían preocupados por el futuro de sus familias en caso de que ocurriera un desastre.

Así que idearon una estrategia: firmaron sobres conmemorativos de la misión Apollo 11, que estaban adornados con imágenes y estampillas sobre el tema.

Los llamaron «coberturas de seguro» pues, si morían en el intento, sus familias podrían vendérselos a coleccionistas.

2. Por si acaso II

Por supuesto, los astronautas no fueron los únicos en planear el peor de los escenarios.

Derechos de autor de la imagenNASA
Image captionAfortunadamente, Nixon no tuvo que pronunciar el discurso de despedida. Aquí le da la bienvenida a los astronautas (confinados a la instalación de cuarentena móvil) tras la histórica misión.

Si todo fallaba, quien tendría que hablarle a los estadounidenses y al mundo era el presidente, que en ese momento era Richard Nixon… y ese no sería un momento indicado para improvisar.

Así que el jefe de redacción de discursos del mandatario, Bill Safire, tuvo que preparar un discurso que nadie quería escuchar: aquel que lamentaba la muerte de los astronautas.

Habiendo hablado con funcionarios de la NASA, Bill sabía que había una alta probabilidad de que sucediera tal fatalidad.

El texto titulado «En caso de desastre lunar» elogia, con palabras finas y edificantes, la valentía, el sacrificio y el espíritu de exploración de los hombres.

Discurso

«El destino ha querido que los hombres que fueron a la Luna a explorar en paz se quedaran en la Luna a descansar en paz. Estos valientes hombres, Neil Armstrong y Edwin Aldrin, saben que no hay esperanzas de que los rescatemos. Pero también saben que existe esperanza para la humanidad en su sacrificio.

Los dos dieron sus vidas en el más noble objetivo de la humanidad: la búsqueda de la verdad y la comprensión.

Serán llorados por sus familiares y amigos. Serán llorados por la nación. Serán llorados por la gente del mundo. Serán llorados por una madre Tierra que se atrevió a enviar a dos de sus hijos hacia lo desconocido.

En su exploración, concitaron a la gente del mundo a sentirse como uno; en su sacrificio, atan más estrechamente la hermandad del hombre.

En la antigüedad, los hombres miraban a las estrellas y veían a sus héroes en las constelaciones. En la actualidad, hacemos lo mismo, pero nuestros héroes son hombres de carne y hueso.

Otros los seguirán, y seguramente encontrarán su camino a casa. La búsqueda del hombre no será negada. Pero estos hombres fueron los primeros, y seguirán siendo los primeros en nuestros corazones.

Todo ser humano que mire a la Luna en las noches venideras, sabrá que en algún rincón de otro mundo, estará para siempre la humanidad«.

final del discurso

3. A bordo con una bomba nuclear

Un cohete gigante Saturn V fue el que disparó al espacio al Apollo 11 y a su tripulación. Con tanto poder, era como pilotar una bomba nuclear.

Saturno V pesaba más de 2,8 millones de kilogramos. Su altura era de 111 metros, 18 más que la Estatua de la Libertad.

Funcionaba en tres etapas y cada una se separaba de la nave después de que realizar su trabajo.

El cohete generaba 34,5 millones de newtons de empuje en el lanzamiento. Un newton es la fuerza necesaria para proporcionar una aceleración de 1 m/s2 a un objeto de 1 kg de masa.

Debido al calor que producía, Saturn V requirió una zona de exclusión de 5 kilómetros alrededor de la plataforma de lanzamiento.

Los espectadores solo escucharon los motores encendidos 15 segundos después. Para ellos, Saturno V aparentemente despegó en silencio.

FUENTE: bbc