Aquí en confianza

Coahuila: acción con visión

A estas alturas del partido, sigue siendo relevante pero definitivamente nada sorprendente que se hable hasta por los codos del inminente arribo de Tesla a tierras aztecas. La fiebre que trajo consigo el (otra vez) hombre más rico del orbe y ahora casi regiomontano por adopción, Elon Musk, ha contagiado de optimismo lo mismo a tirios que a troyanos. Tras el tremendo rifirrafe que produjo el anuncio sobre las intenciones del inversionista para colocarse en nuestro país y el feliz desenlace hecho del conocimiento público, todos celebraron y a la vez se atribuyeron las exitosas negociaciones comerciales que concluyeron con el advenimiento de la importante empresa norteamericana. 

Que si el presidente mexicano no estaba de acuerdo con la llegada de la planta a Nuevo León, por la escasez de agua que ha venido caracterizando  a la industriosa entidad y no se concederían los permisos necesarios; que los gobernantes de otros estados levantaban la mano para recibir con los brazos abiertos a Don Musk y sus muchos billetes verdes; que la mentada gigaplanta solamente “ocupa” (así lo dijo el mandatario neoleonés) agua tratada para su operación, por lo que la falta del vital líquido no debería representar problema alguno; que si no se ponían de acuerdo, la inversión sería destinada a Israel y háganle como quieran. Cosas por el estilo se vieron y escucharon en los últimos días, pero como final feliz en capítulo de la Rosa de Guadalupe (con flor blanca y airecito incluido), la viabilidad económica se impuso a los intereses políticos y el plan original será ejecutado a cabalidad; la armadora de vehículos eléctricos de alta tecnología llegará a Santa Catarina. La noticia despertó toda suerte de sentimientos, al grado que el Gobernador Samuel García reaccionó a favor del inquilino de Palacio Nacional dedicándole un “cebollazo” sin par: “Tesla bañaste con tanto apoyo”. Francamente desconozco si la frase la pronunció primero el comediante Marco Polo en uno de sus habituales videos o realmente fue confeccionada por el timonel del nuevo Nuevo León, lo cierto es que es bastante ingeniosa. 

Mientas todo esto ocurre, en tierras coahuilenses, pueblo y gobierno se aprestan para recibir los beneficios de la inversión de marras. Sucedió hace algunos ayeres cuando la coreana Kia decidió instalar su planta en Pesquería. Para asegurar la cadena de suministros, los proveedores de la referida factoría se dieron a la tarea de buscar lugares cercanos en los que se ofrecieran inigualables condiciones para sus empresas. Ocurrió entonces lo esperable: tierra disponible ubicada estratégicamente, mano de obra altamente calificada; certidumbre jurídica para los inversionistas; estabilidad laboral y, sobre todo, seguridad, fueron las características que había entonces y las hay ahora en Coahuila. 

Podemos asegurar con orgullo que – como dijera Don Héctor – acá no se curten mal las baquetas. En noviembre del año anterior, con motivo de su quinto informe de resultados, el Gobernador Miguel Ángel Riquelme dio a conocer un par de datos sin precedentes en la historia de nuestra entidad: por un lado, la inversión extranjera directa superaba los 10 mil millones de dólares en tan solo cinco años de gobierno; por lo anterior – ahí viene el segundo dato importante – a Coahuila llegaron en promedio tres nuevas inversiones productivas cada mes; leyó usted bien, amable y única lectora, tres inversiones cada mes. De ahí que no cause asombro que esta entidad haya sido una de las primeras en recuperar el nivel de empleo formal prepandemia. De hecho, de acuerdo con recientes reportes del IMSS, en lo que va de la presente administración estatal, se han generado 90,675 puestos de trabajo, 15 mil de los cuales se registraron en los primeros dos meses de 2023, y por supuesto, la mata sigue dando. 

Aquí en confianza, entre que son peras o manzanas, en tierras coahuiltecas ya se habla de un tren suburbano, de la ampliación de la carretera Saltillo – Monterrey y hasta de la reactivación de los vuelos comerciales en el aeropuerto Plan de Guadalupe de Ramos Arizpe. Frente a lo que se viene, con mesura pero con alta visión de futuro, el mandatario local le apuesta a la planeación; por lo pronto se echaron a andar mesas interdisciplinarias de trabajo, en las que participan las secretarías de economía y educación, entre otras áreas afines, con el propósito de definir puntualmente los requerimientos para la creación de una efectiva cadena de proveeduría, pues como dijo quien fuera el emblemático estratega y modernizador de la empresa General Electric, Jack Welch: “Una visión sin acción es un sueño. Acción sin visión es solamente pasar el tiempo. Acción con visión es hacer una diferencia positiva”. Ahí se los dejo para la reflexión.

Nota. Lo antes expuesto representa la opinión personal del autor