EDITORIAL: El sueño de varios empresarios de separar a Nuevo León de México

Un grupo de empresarios regiomontanos están planteando separar a Nuevo León del resto del país. Por lo pronto, su idea no pasa de ser una simple plática de café. Pero me preguntan mi opinión y como a mi no me gusta hablar, sino escribir, se las publico con gusto.

En teoría, yo defiendo el derecho de secesión, aquí, en España, en Canadá o en cualquier lado. Si un grupo de personas no está conforme con pertenecer a un país, tiene toda la libertad de separarse, de marcharse, haciéndolo en paz, sin guerra de por medio. Y desde luego asumiendo los costos. Parto de la idea de que un país no gana nada reteniendo a un segmento de población que está a disgusto con su pacto federal. Al que no le guste, adiós.

Esta posibilidad latente de secesión suele moderar las políticas federales de un gobierno, respetando la vida interna de los estados, las provincias o los cantones. Y esto nace con el concepto geográfico de Estado, provocando incluso que el mandatario mexicano electo vaya a estrecharle la mano a los gobernadores que en campaña fueron sus acérrimos adversarios. Hay formalmente un territorio nacional que por ningún motivo se puede fragmentar ni poner en riesgo de dividir.

Sin embargo, el caso catalán desprestigió los actuales intentos separatistas. Los partidos secesionistas de Cataluña no quieren asumir consecuencias y costos económicos o comerciales. Pretenden ganar autonomía y libertad, pero sin plantear a la población catalana gastos onerosos que actualmente y asustándose por el contrario, con amenazas y represalias.

Ahora bien, hasta donde yo se, en el caso concreto de Nuevo León, no hay una corriente mayoritaria, ni siquiera significativa a nivel local, que quiera separarse de México, a excepción de un par de empresarios con mucha lana que no les gusta el actual orden de cosas. La propuesta, eso sí, tiene mucha historia y ha tenido consecuencias serias, desde que nuestros ancestros quisieron formar la República de la Sierra Madre y el gobernador Santiago Vidaurri se peleó a muerte con el Presidente Benito Juárez. En realidad, al gobierno federal no le importaría que los nuevoleoneses se fueran a otro lado, siempre y cuando no le quitaran a México ese territorio norestense, aunque, por poner un ejemplo, miles de mexicanos se han marchado a EUA, en una proporción mayor a la población de varios estados de la República.

Si los nuevoleoneses se quisieran separar del centro, a la larga (pasando las complicaciones legales esperadas), se seguirían comprando y vendiendo productos y servicios con México sin mayor problema. El asunto es que la mayoría de quienes viven en ese territorio local, siguen apegados a la noción de Patria y a vivir del pacto fiscal, sin más enredos. ¿Así seguirá por siempre el sentimiento colectivo local? Quién sabe. Nadie es adivino. Pero para eso se instrumentaron  referéndum en Quebec, Escocia o Cataluña que en México todavía no están legalizados. Quizá en un futuro lejano, se llegue a aprobar una legislación distinta