Algo que vale la pena leer

El ingenioso hidalgo

A 417 años de su publicación, «El ingenioso hidalgo, don Quijote de la Mancha» permanece como la obra más importante de la literatura española. En el contexto de alguna relectura encontré algunos datos interesantes, por ejemplo, un despiste significativo del autor en el contexto de la historia cuando el asno «Rucio» (nombrado así por Sancho Panza debido al color de su pelo), es robado en la primera parte, sin embargo, algunos capítulos después, el jumento aparece nuevamente montado por Sancho, sin previa explicación de su presencia. 

Miles de frases son atribuidas al Quijote, algunas ciertas y otras no tanto, pero entre varias no tan conocidas me llaman poderosamente la atención: «Cada uno es tal como Dios le hizo, y aún peor muchas veces». «Estoy seguro de que ahora, debe de haber buenas almas, incluso en el mismísimo infierno». «Si tuviera que demostrártelo: ¿Qué mérito tendrías al confesar una verdad tan manifiesta? Debes sin verla creerla, confesarla, afirmarla, jurarla y defenderla». Y una especial que espero nunca se me vuelva profecía: «Finalmente, a causa de tan poco sueño y mucha lectura, su cerebro se secó y se fue indiscutiblemente de su mente».

Dato interesante aparte es el personaje de Dulcinea del Toboso, una mujer perfecta, puesta en cuerpo de varios personajes e inspirada regularmente en la campesina Aldonza. Pero Dulcinea físicamente como tal, nunca aparece en la novela. 

Una lectura más que recomendable, alabada incluso por el propio genio Dostoyevski que en alguna de sus memorias escribió: “En todo el mundo no hay obra de ficción más profunda y fuerte que ésa. Hasta ahora representa la suprema y máxima expresión del pensamiento humano, la más amarga ironía que pueda formular el hombre y, si se acabase el mundo y alguien preguntase a los hombres: «Veamos, ¿qué habéis sacado en limpio de vuestra vida y qué conclusión definitiva habéis deducido de ella?», podrían los hombres mostrar en silencio el Quijote y decir luego: Esta es mi conclusión sobre la vida y… ¿podríais condenarme por ella?”

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.