Aquí en confianza

Llueve sobre mojado

En junio de 1998 se estrenó el disco “Enemigos íntimos”, en el que Joaquín Sabina colaboró por vez primera con otro cantautor en una grabación de estudio. Al lado del gran Fito Páez, el flaco de Úbeda hizo gala de su inigualable talento; ambos, regalaron al mundo la producción discográfica que en poco tiempo llegó a ser considerada una joya de la música hispana. Aunque la obra nunca fue presentada en vivo debido a las diferencias que surgieron entre sus protagonistas, algunas de las canciones son verdaderamente infaltables, pues los autores lograron fusionar los ritmos propios de sus países de origen, los sonidos de sus instrumentos centrales (piano y guitarra) y hasta sus referencias literarias. “Dormir contigo es estar solo dos veces, es la soledad al cuadrado. Todos los sábados son martes y trece; llueve sobre mojado”, puede escucharse en uno de los más famosos temas contenidos en el referido álbum.  

El hecho de que una tormenta llegue cuando la anterior aun no ha concluido, puede acarrear terribles consecuencias. El Presidente de las y los mexicanos aún no logra sacudirse los efectos adversos que le generó el escandalo de la “casa gris” en Houston, cuando – bajo la cama – otro fantasma se presenta amenazante para robarle el sueño. Entre el ruido producido por las incesantes notas periodísticas que hacen blanco en el centro de la narrativa presidencial y los intentos infructuosos por justificar la forma de vida de los hijos del mandatario, llega hasta nosotros un nuevo capítulo de esta serie de Netflix sin Netflix, bajo el gentil patrocinio de la Auditoria Superior de la Federación. 

Así las cosas, el órgano técnico especializado que revisa el manejo de los recursos públicos – al fiscalizar la cuenta del segundo año de la actual administración federal – reveló un posible daño al erario por más de 63 mil millones de pesos. Si bien, algunas de las irregularidades corresponden a los gastos efectuados por las entidades y municipios, otras más fueron detectadas en la contratación y pagos realizados con motivo de la construcción de las obras emblemáticas del actual régimen (Aeropuerto “Felipe Ángeles”, refinería de Dos Bocas y Tren Maya),  así como en el sector salud, el Banco del Bienestar, la CFE y los diferentes programas sociales de la 4T. 

Por otro lado, los recientes informes de la ASF también evidencian algunos bochornosos aspectos financieros que llamaron poderosamente la atención del respetable. Un botón basta de muestra: en febrero de 2020, el Fiscal General de la República acudió a la conferencia mañanera para entregar al Presidente López Obrador un cheque por 2 mil millones de pesos, cantidad que sería transferida al Instituto para devolverle al pueblo lo robado; en aquella ocasión, se aseguro que el dinero provenía de acciones implementadas para recuperar los bienes de la nación y se anunció con bombo y platillo que este sería destinado para pagar los premios de la rifa el avión presidencial (en la que no se rifó el avión, por cierto); sin embargo, gracias a las últimas observaciones del órgano fiscalizador, ahora se sabe que tales recursos en realidad pertenecían al INFONAVIT y que fueron regresados en su momento a la Fiscalía General para que esta los depositara en las arcas del instituto de la vivienda de donde habían salido originalmente. Dicho de otra forma, según los enterados, el llevado y traído cheque fue usado como instrumento de simulación y nada más. 

Aquí en confianza, fiel a su costumbre, el hijo predilecto de Macuspana arremetió contra la ASF y descalificó sus resultados. Al respecto, el gobernante aseguró que la mencionada instancia es uno de los órganos creados en el periodo neoliberal para simular que se combatía la corrupción, para engañar y facilitar la privatización de los bienes del pueblo y la nación. Y aunque David Colmenares aun no dice esta boca es mía, atentos debemos estar a sus reacciones, pues recordemos que ya en otra ocasión – ante los agresivos embates del mandatario mexicano – el Auditor se retractó de su dicho al haber asegurado inicialmente que la cancelación del aeropuerto en Texcoco nos había costado a los mexicanos por lo menos 331 mil millones de pesos, para luego sostener que se exageró en los cálculos y que con la mentada supresión de la obra solo se habían perdido 100 mil milloncitos. 

Por lo pronto, entre que son peras o manazas, en los pasillos del palacio virreinal ubicado en el merito corazón el Centro Histórico de la CDMX – como en la canción compuesta por un genio musical español y otro de la misma naturaleza pero argentino  –  llueve sobre mojado. Ahí se los dejo para la reflexión.