Falsa traición
Cualquier monclovense que se precié de serlo (no he conocido a uno que no lo haga) siente y hace manifiesto un colosal orgullo por los íconos de su tierra: el acero que ahí se forja; el emblemático bulevar Pape (donde todo o casi todo sucede); los nunca igualados tacos de “Los Bomberos”; su triunfante equipo de beisbol y, por supuesto, la pegajosa música de Sonido Mazter. Aunque originalmente se le conoció como Lazer, la agrupación adoptó su nombre actual en el año 1989, cuando grabó su primer álbum bajo el sello Disa. A partir de entonces el éxito se hizo presente; pero fue en 1992 cuando el también llamado “Sonido de Acero” se colocó en el mapa nacional e internacional con su tercera producción discográfica bautizada con el título del primer sencillo “Falsa traición”, cuya composición corrió a cargo de Sergio Villarreal y fue interpretada a dueto por José Luis Gutiérrez y Eleazar Martínez, este último a quien la leucemia lo arrancó del plano terrenal.
Pero no es al guapachoso y a la vez dramático tema – obligado por cierto en las noches de karaoke de los hogares coahuilenses – al que quiero referirme en este espacio sino a otra falsa traición que – en últimas fechas – ha acaparado los titulares en los medios tradicionales y en las benditas redes sociales.
A estas alturas para nadie es un secreto el revés que la oposición recetó al Presidente de México al evitar la aprobación de una cuestionada reforma constitucional en materia eléctrica. Las reacciones del mandatario y sus huestes se veían venir. Ni tardo ni perezoso, el principal inquilino de Palacio Nacional calificó como traidores a la patria a las y los diputados que votaron en contra de su propuesta; de esa forma comenzó el linchamiento político del que han sido objeto quienes integran el bloque conformado por el PRI, PAN, PRD y MC. Más tarde, el líder nacional de Morena, Mario Delgado, expuso los nombres e imagen de los señalados alimentando la campaña de odio iniciada desde la tribuna palaciega. Pero la dirigencia del partido en el poder no se conformó con exhibir a los opositores; también anunció que se presentará formal denuncia en contra de los 223 legisladores y legisladoras que impidieron la configuración de la mayoría calificada necesaria para la aprobación de la iniciativa presidencial; además, Delgado indicó que saldrán a las calles a recolectar las firmas de los ciudadanos que quieran sumarse a la denuncia “para que sean miles o millones los que pidan que se haga justicia”.
Al respecto, cabe aclarar que el delito de traición a la patria está tipificado en el Código Penal Federal (artículo 123 y subsecuentes), el cual especifica los supuestos del ilícito. Ahora bien, votar en contra de una iniciativa no encuadra en ninguna de tales hipótesis, pues – en todo caso – las y los legisladores tienen el derecho de disentir; de hecho, analizar una propuesta, presentar una contrapropuesta y emitir su voto de manera responsable y consciente, es parte de la labor parlamentaria cotidiana. Así, aunque efectivamente las y los diputados sean denunciados, su conducta no es constitutiva del delito que se les atribuye y, por lo tanto, no podrían ser sancionados con la pena a la que se refiere el antes citado código, misma que va de los cinco a los cuarenta años de prisión. Sin embargo, el verdadero riesgo radica en la figura de la declaración de procedencia.
Me explico.
De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 111 de la Constitución, para proceder penalmente en contra de las y los diputados, la mayoría absoluta de los miembros de la Cámara (cincuenta por ciento más uno) debe declarar su procedencia; Morena cuenta con 252 curules, por lo que – sin necesidad de aliados – alcanzaría la votación requerida para ese propósito. Por otro lado, aún cuando la acción atribuida a las y los legisladores no sea punible en los términos planteados, el efecto de la declaración de procedencia es el de separar a los inculpados de su función en tanto estén sujetos al proceso penal. Dicho de otra forma, quienes han sido tildados de traidores a la patria no se encuentran en peligro real de ser sancionados penalmente pero si de ser sujetos a proceso, con lo cual podrían ser retirados de su encargo, al menos temporalmente; todo ello, frente a la que se ha calificado como la madre de todas las reformas, la electoral.
Aquí en confianza, mientras la campaña de descredito y amedrentamiento en contra de las y los diputados de oposición continua, surge la pregunta: ¿será esta la estrategia utilizada por el actual régimen para llevar a buen puerto la reforma constitucional con la cual se pretende desaparecer al INE y de paso reconfigurar al poder legislativo? Veremos y diremos.