EDITORIAL: Algo que vale la pena contar

“¿Quién es inocente? Porque la religión enseña que el hombre nace ya con culpa.” Divorcio en Buda (1935), Sándor Márai.

Un breve paréntesis en la continuación de nuestras recomendaciones de lectura, con motivo del día de los Santos Inocentes.

Según la leyenda, la conmemoración de la fecha en un principio nada tenía que ver con la diversión y la broma, tal y como sucede en la actualidad, e incluso muestra severas inconsistencias respecto a su cronología. Originalmente la iglesia refiere este acontecimiento en relación a la “Matanza de Herodes”, por medio de la cual el rey Herodes I “El Grande”, considerando la profecía del Antiguo Testamento que decía: “Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones”, envía tres magos a constatar el hecho. Pero los magos son disuadidos de retornar a Jerusalén para informar al rey de su hallazgo, y Herodes furioso en venganza, ordenó matar a todos los inocentes menores de dos años en Belén y sus alrededores. Cuando los soldados llegaron a donde originalmente había nacido el niño, José, María y Jesús habían partido ya rumbo a Egipto gracias al aviso del un ángel. Hasta ahí la connotación histórica de la leyenda.

Posteriormente cuando a través del tiempo el catolicismo comenzó a extenderse alrededor del mundo, las fiestas paganas comenzaron a mezclarse con las religiosas, como ya hemos visto en otros aportes. Así, lo que en otro tiempo se consideró una festividad romana como el “Sol invencible”, las “Saturnales” o la griega “Fiesta de los locos”, fueron mezclándose con las adoptadas por el cristianismo diluyendo el carácter simbólico de la matanza y dando origen a una conmemoración de carácter mayormente popular.

De esta manera el día de los “Santos Inocentes” estila en la actualidad, al menos para México y una gran cantidad de países hispanohablantes, gastar bromas “inocentes” a manera de diversión, tal y como suelen hacer los niños.

“La verdad es un acuerdo que permite que los inocentes no tengan que convivir con la realidad” El laberinto de los espíritus (2016), Carlos Ruiz Zafón.

Somos lo que hemos leído y esta es palabra de lector.