Francisco Monroy, académico de la Facultad de Veterinaria de la UNAM, da las claves de cómo protegerse frente a la enfermedad
La viruela del mono ya está en México, después de que se declarara el primer caso el pasado 28 de mayo. No es una enfermedad nueva, pero los brotes fuera de África han sido poco comunes. Hasta esta semana se han reportado al menos 550 contagios en 30 países, principalmente en Europa. Su tasa de transmisión es baja por lo que es difícil que sea una pandemia como la de covid-19 y la letalidad apenas oscila entre el 3% y 6% de quienes la contraen. “Es importante tener información con fundamento científico y que no sea alarmista para conservar la calma y tomar medidas”, afirma Francisco Monroy, académico de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México. El investigador responde en entrevista las dudas más frecuentes sobre la viruela símica y da recomendaciones para estar más protegidos. “Julio Verne hablaba de dar la vuelta al mundo en 80 días, pero ahora podemos estar en cualquier parte en menos de 24 horas y tenemos que tomar en cuenta que las enfermedades también viajan a esa velocidad”, dice Monroy. “Pero también tenemos cada vez mejores herramientas para detectarlas y estar seguros”, agrega.
1. ¿Qué es la viruela del mono o la viruela símica?
Es una enfermedad viral que se transmite de los animales al hombre y que tiene ya muchos años que se conoce su existencia. De hecho, se le llama viruela del mono porque se descubrió primero en un par de brotes que hubo en un laboratorio en Dinamarca en 1958. Lo encontraron en macacos que se utilizaban para experimentación, pero realmente es una enfermedad de roedores, que se transmitió tanto a los monos como a los seres humanos por ser sus predadores accidentales.
2. ¿Cuáles son los síntomas?
Se caracterizan primero por un dolor corporal. Después comienza un dolor de cabeza fuerte, inflamación de los ganglios y, finalmente, fiebre. Dos o tres días más adelante ya aparecen las lesiones exantemáticas [las ampollas en la piel] clásicas de la viruela. Son lesiones muy parecidas a las de la viruela humana y un poco parecidas a las del sarampión, que son quizás más familiares para nosotros. Estas ampollas son más grandes que un simple sarpullido y se caracterizan por que contienen pus. Su contenido no es líquido, como las de la varicela.
3. ¿En qué se diferencia de una viruela “común”?
La diferencia es básicamente el tipo de virus que la provoca. Son dos especies diferentes. Hay muchas especies de virus de viruela: está la viruela humana, la vaccinia, la que afecta a las vacas y a los monos. Son virus muy parecidos desde el punto de vista genético, comparten muchas características y eso hace que la vacuna que se ha aplicado contra la viruela también funcione contra la viruela del mono.
4. ¿Cómo se contagia?
En ciertas regiones del centro y occidente de África hay varias especies de animales, principalmente algunos pequeños roedores, que se contagian y son portadores de este virus. Se enferman de forma muy, muy leve y prácticamente no tienen síntomas, pero se infectan y se lo van transmitiendo entre ellos.
Los humanos se han enfermado tradicionalmente por capturar estas especies y consumirlas, a veces porque los roedores se defienden durante la captura con mordeduras o rasguños y eso hace que su saliva entre en contacto con nuestra piel. A partir de ahí se empiezan a generar las lesiones. También es posible que cuando estos animales son preparados para ser consumidos haya una contaminación con algunas de estas lesiones.
Antes hablábamos de los exantemas. Estas lesiones no solo ocurren externamente, también por dentro de nuestro cuerpo. Entonces es posible que cuando comemos estas lesiones se revienten o, incluso antes de que se manifiesten en la piel, podemos empezar a eliminarlos a través de la saliva. Si hay un contacto estrecho entre una persona que está infectada, aunque no manifieste todos los síntomas, y otra persona sana, por ejemplo por besos o por cercanía, la enfermedad se puede transmitir una vez que ya brotó. La forma más fácil de contagiarse es entrar en contacto con el contenido de las pústulas cuando se revientan.
5. ¿Existe el contagio por transmisión sexual?
No se necesita tener contacto sexual para contagiarse. En realidad, lo que pasa es que normalmente durante las relaciones sexuales hay una intimidad, una cercanía muy estrecha entre dos personas y ahí es cuando ocurre la transmisión. A lo mejor alguien dice: “Es que no tuve relaciones sexuales con la persona que se enfermó, solo nos besamos”. Esa cercanía es suficiente para contagiarse. Entre más cerca se está de una persona hay mayor riesgo de contagio, pero no es que se requiera la transmisión sexual.
6. ¿Cuáles son los grupos de riesgo?
Hasta ahora parece que los niños menores de 16 años son los que tienen un riesgo más alto, así como los adultos mayores de 60 años porque a mayor edad, el sistema inmune falla más. Todos tenemos un riesgo similar de enfermarnos, pero la gravedad de la enfermedad va a ser mayor en estos grupos y entre personas con comorbilidades. Es más o menos igual que con la covid. Las personas con diabetes, hipertensión, obesidad y problemas inmunológicos van a estar más afectadas.
7. ¿Cómo se diagnostica?
El más sencillo es el diagnóstico clínico, al observar la piel llena de estas lesiones. Pero si hay sospechas de haber estado en contacto con una persona infectada, sobre todo entre el personal médico, se pueden hacer una prueba PCR, la forma de hacer un diagnóstico precoz y tomar medidas oportunas para tratar de combatir la enfermedad.
8. ¿Cómo protegerse frente a esta enfermedad?
La sana distancia es una cuestión fundamental. Con el covid vimos que aun conservando la sana distancia, si estamos en una habitación sin ventilación, con muchas personas dentro y un par de enfermos, existe el riesgo de contagiarnos. En este caso, distanciarse de otras personas es más importante, porque se requiere mucho más la cercanía y la intimidad para que se transmita.
Es muy importante también la higiene y saber con quién estamos en contacto. Si alguien viene regresando del extranjero es recomendable por lo pronto que esa misma persona se abstenga de acercarse a otros. El periodo de incubación es dos semanas y si no se manifiesta en ese tiempo, prácticamente no hay ningún riesgo. Hacer esto y un seguimiento de los contactos es crucial para contener los brotes.
Todavía no se ha diseñado un tratamiento específico. Yo he visto algunos protocolos que involucran algunos antivirales, a veces antibióticos y antiinflamatorios. La decisión de recetar un medicamento dependerá de cada caso, pero lo más importante es el aislamiento, el reposo, evitar rascarse y atender el problema con un profesional, justamente para que la comezón no provoque heridas ni complicaciones ni nos exponga a otras infecciones.
En cuanto a mascotas, como perros y gatos, hasta ahora no hay ninguna evidencia de que se puedan enfermar, pero tampoco de que no lo hagan. Lo más importante sería también mantener a las mascotas alejadas de las personas que estén enfermas.
9. ¿Qué vacunas ayudan a prevenirla?
Lo que se ha utilizado es la vacuna de la viruela, que ha demostrado tener una efectividad del 85%. De hecho, se piensa que no se habían presentado más brotes de viruela del mono, justamente porque todavía la mayoría de la población estaba inmunizada con aquella vacuna. Quienes nacimos antes de 1972 recibimos esta vacuna, que era muy buena porque daba inmunidad de por vida. El problema es que México prácticamente dejó de vacunar contra la viruela hace 50 años por instrucciones de la OMS, a pesar de que la enfermedad se declaró erradicada hasta los años ochenta, y cada vez hay menor proporción de personas mayores de 50 años.
A partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos mandó a hacer una vacuna porque se vio que la viruela podía ser una herramienta útil para el terrorismo. México tuvo una muy buena experiencia produciendo todas las vacunas que se aplicaron en el país. De hecho, exportamos en aquel entonces a otros países. Eran muy buenas y con un muy alto nivel de inmunidad. Tenemos infraestructura y capacidad para volver a hacer vacunas.
En caso de que esto se empezara a salir de control, algo poco probable, habría forma de producir rápidamente grandes cantidades de vacunas. La vacunación se produciría “en anillo”. Por ejemplo, si se presenta un brote en una colonia en Ciudad de México, se vacunaría a toda la alcaldía y se iría de afuera hacia adentro para frenar el avance del virus. También tendría que establecerse un control sanitario para que las personas enfermas no se muevan de un lado a otro y haya un seguimiento estricto de todos los contactos. Si al cabo de dos o tres semanas se aplican las pruebas y nadie está enfermo, se terminaría ahí la emergencia. No se ha pensado hasta ahora en ningún país en una vacunación masiva. Tiene más sentido buscar proteger a la población en riesgo, como el personal de salud.
10. ¿En qué situación está México?
Es muy probable que haya más casos todavía que estén por identificarse. No dudo que vayan a empezar a surgir. Tal vez en unos días tengamos noticias de casos que ya no sean importados, sino de familiares o personas con las que conviven. Sin embargo, creo que la infraestructura sanitaria del país está lista, ya se han emitido los boletines correspondientes, las definiciones operacionales de casos y se tienen los protocolos de atención. La población ha estado muy atenta, al igual que con la hepatitis infantil, y ya hay cierta sensibilización acerca de las enfermedades con un potencial pandémico. Con todo y los sustos, me parece que esto ayuda para que la agente acuda a recibir atención médica y ponerse en cuarentena a tiempo. Eso es clave para que el tepache no se riegue, como decimos en México.
El País